En 1973, la película (mejor lograda, pero aún de bajo presupuesto) The Devil in Miss Jones fue la séptima película más exitosa del año y fue bien recibida por los medios más importantes, incluyendo una reseña favorable del crítico de cine Roger Ebert.
[12] El fenómeno de la pornografía estaba siendo debatido públicamente por celebridades y tomado en serio por los críticos, un acontecimiento al que Ralph Blumenthal del New York Times se refirió como «porno chic», que comenzó por primera vez en la cultura estadounidense moderna.
Las interpretaciones multijurisdiccionales de la obscenidad hicieron que estas películas fueran altamente susceptibles de ser enjuiciadas y penalmente responsables por obscenidad, lo que restringió enormemente su distribución y sus ganancias potenciales.
Películas pornográficas eran producidas a principios del siglo XX con el nombre de «stag films» (que traduce «películas para hombres»), breves cortos mudos destinados a ser vistos en reuniones masculinas o en burdeles.
[19] Candy Barr, que apareció en el corto pornográfico mudo Smart Alec de 1951, fue virtualmente la única entre las que aparecieron en las películas «stag», habiendo alcanzado un grado de celebridad gracias a su participación.
[24][25] Aunque no fue la primera película para adultos que obtuvo un gran estreno en los cines de Estados Unidos, ninguna había logrado una audiencia tan masiva ni cambió tanto la actitud pública hacia la pornografía como Garganta profunda (1972).
[3][4][6] A pesar de que Blue Movie involucraba relaciones sexuales, la película, protagonizada por Viva y Louis Waldon, incluía bastante diálogo sobre la guerra de Vietnam y otros varios quehaceres mundanos.
[5][26] La película Mona se diferenció de Blue Movie en que tenía más una trama: Mona (interpretada por Fifi Watson) le había prometido a su madre que seguiría siendo virgen hasta su inminente matrimonio.
[36] Roger Ebert se refirió a The Devil in Miss Jones como la «mejor» del género que había visto y le dio tres estrellas (de cuatro).
La reseña también describió la trama como comparable a la obra de Jean-Paul Sartre, A puerta cerrada,[C]: 211 y luego describió la escena de apertura como «una secuencia tan eficaz que resaltaría en cualquier largometraje cinematográfico serio».
[C]: 211 [39][40][41][42][D][43] Un influyente artículo de cinco páginas en The New York Times Magazine en 1973 describió el fenómeno de que la pornografía fuera debatida públicamente por celebridades y tomada en serio por los críticos, un hecho al que Ralph Blumenthal del New York Times se refirió como «porno chic».
Las películas pornográficas nunca volverían a ocupar un lugar tan destacado en el negocio cinematográfico convencional,[45] hasta la aparición del internet en los años noventa.
Con sus recursos financieros relativamente modestos, el paso previsto del crimen organizado a Hollywood no se materializó.
[C][49] Algunos historiadores consideran que The Opening of Misty Beethoven, basada en la obra Pygmalion de George Bernard Shaw (y su derivado, My Fair Lady), y dirigida por Radley Metzger, alcanzó el nivel de la cinematografía convencional tanto en la trama como en la escenografía.
Paglia y otras feministas prosexo o propornografía aceptaron el porno como parte de la revolución sexual con sus temas sexuales libertarios, tales como explorar la bisexualidad y el swinging, libres de interferencia gubernamental.
John Holmes se convirtió en el primer personaje pornográfico recurrente en la serie cinematográfica Johnny Wadd dirigida por Bob Chinn.