Se trata de una diócesis latina, inmediatamente sujeta a la Santa Sede.En el territorio se encuentran 5 santuarios diocesanos:[1] En 2022 en la diócesis existían 142 parroquias agrupadas en 8 zonas pastorales: Sora, Cassino, Aquino, Pontecorvo, Atina, Balsorano, Cervaro e Isola del Liri.[3] La diócesis de Aquino aparece documentada por primera vez en la segunda mitad del siglo V.Luego viene Asterio, que participó en los concilios del papa Símaco de 501 y 502.[4] A principios del siglo XIX, las sedes unidas de Aquino y Pontecorvo incluían los siguientes centros: Aquino, Arce, Castrocielo, Colle San Magno, Palazzolo, Isoletta (fracción de Arce), Pico, Piedimonte San Germano, Villa Santa Lucia, Pontecorvo, Sant' Oliva (fracción de Pontecorvo), Roccaguglielma, San Pietro in Curolis, Monticelli,[6] Roccasecca, San Giovanni Incarico, Santopadre y Terelle.[8] En el momento de la plena unión (1986), la diócesis de Aquino incluía 23 parroquias en los municipios de Aquino (1), Arce (2), Castrocielo (1), Colfelice (2), Colle San Magno (1), Esperia (3), Pico (1), Piedimonte San Germano (2), Rocca d'Arce (1), Roccasecca (4), San Giovanni Incarico (1), Santopadre (1), Terelle (1) y Villa Santa Lucía (2 ).[9] La difusión del cristianismo en esta zona se remonta tradicionalmente a la época apostólica o a los primeros siglos cristianos, como atestiguan las pasiones de los santos Julián y Restituta, que fueron martirizados en los siglos II y III.Controvertida es la atribución a la sede de Sora del obispo san Amasio, reconocido como protoobispo tanto en Sora en el siglo III[10] como en Teano en el siglo IV.Las primeras noticias históricamente documentadas sobre la diócesis de Sora se remontan a finales del siglo V con el obispo Giovanni, que recibió una carta del papa Gelasio I (492-496).[11] En el siglo XI los monjes benedictinos contribuyeron al renacimiento religioso de la zona.Se atrevió a afrontar la ira del emperador Federico II, que asedió y destruyó la ciudad en 1229: obispo y soldado, no dudó en unirse a su pueblo para debilitar la arrogancia del emperador suabo.A partir del siglo XVI, los obispos soranos trabajaron para implementar en la diócesis las reformas deseadas por el Concilio de Trento.
Concatedral basílica de San Constancio y Santo Tomás, en Aquino