)[2] Los Winnili se dividieron en tres grupos y una parte dejó la tierra natal para buscar campos extranjeros.
[6] Los winnili eran menos numerosos[5] y Gambara buscó la ayuda de Frea (la diosa Frigg[1]), quien le aconsejó que todas las mujeres winnili se ataran los cabellos debajo de la cara como si fueran barbas y marcharan junto a sus esposos.
Al amanecer, Frea giró la cama de su marido hacia el oriente y lo despertó.
Durante todo el proceso migratorio, que se desarrolló en función de las necesidades contingentes del momento y no según un plan predeterminado, los lombardos entraron repetidamente en contacto con otras poblaciones, tanto germánicas como de otros orígenes.
2] con suficiente poder, al parecer, para controlar el destino de la tribu que, treinta y ocho años antes, había encabezado la lucha por la independencia.
Se hizo la paz y las dos tribus volvieron a su hogar, que en el caso de los lombardos estaba en las tierras del Elba inferior.[Pr.
4] Es, sin embargo, bastante probable que cuando el grueso de los lombardos emigrase, una parte considerable permaneciese detrás y más adelante sería absorbida por las tribus sajonas en la región, mientras que solo los emigrantes conservarían el nombre de lombardos.
5] En la segunda mitad del siglo IV, los lombardos dejaron su hogar, probablemente debido a años de cosechas escasas, y se embarcaron en su migración.[Pr.
[33] En los años 540, Alduino (r. 546-565) guio a los lombardos al otro lado del Danubio de nuevo hacia Panonia.
En la batalla contra los gépidos, se distinguió el hijo de Alduino, Alboino que le sucedió.
Justiniano I había fallecido solamente hacia tres años tras una exitosa campaña de recuperación de toda la península itálica —las terribles guerras góticas (535-554)— y la zona estaba recuperándose entonces; el pequeño ejército bizantino dejado para su defensa apenas pudo hacer nada.
El rey gobernaba sobre ellos y administraba las tierras a través de emisarios llamados gastaldi.
Esa debilidad se hizo todavía más evidente cuando los lombardos tuvieron que enfrentarse con el creciente poder de los francos.
Adriano I, papa desde 774, invocó de nuevo a los francos para que le dispensasen su protección.
Con el tiempo, los lombardos habían ido adoptando gradualmente títulos, nombres y tradiciones romanas.
[49] Cuando entraron en Italia, muchos lombardos conservaron su forma nativa de paganismo mientras otros ya eran cristianos arrianos.
El idioma lombardo escrito solo se conserva fragmentariamente, y su principal evidencia son palabras individuales citadas en textos latinos.
En ausencia de textos lombardos, no es posible llegar a ninguna conclusión sobre la sintaxis y morfología del idioma.
Los reyes lombardos pueden remontarse hasta alrededor del año 380 y por lo tanto a comienzos de la Gran Migración.
[53] La sociedad lombarda estaba dividida en clases comparables a aquellas que se encuentran en los otros reinos germánicos: la Galia franca y la Hispania visigoda.
Los lombardos confiscaron las tierras y tomaron el puesto de la nobleza autóctona, fuera esta romana o goda.
La aristocracia del siglo VIII dependía en gran parte del rey para obtener ingresos relacionados especialmente con deberes judiciales: muchos nobles lombardos están mencionados en documentos contemporáneos como iudices (jueces), incluso cuando sus cargos tenían también importantes funciones militares y legislativas.
Los hombres libres del reino lombardo eran bastante más numerosos que entre los francos, especialmente en el siglo VIII, cuando son casi invisibles en la evidencia documental superviviente para los últimos.
Pequeños terratenientes, propietarios-cultivadores, y renteros son los tipos más numerosos de personas en los diplomas que quedan del reino lombardo.
Durante el reinado de Wacho, se consideraban católicos y aliados del Imperio bizantino, pero el rey Alboino se convirtió al cristianismo arriano como aliado de los ostrogodos y poco después invadieron Italia.
En Italia, sin embargo, los lombardos fueron intensamente cristianizados y la presión para convertirse al catolicismo fue grande.
Una sucesión de reyes arrianos eran militarmente agresivos y representaban una amenaza al Papado en Roma.
En el siglo VII, la aristocracia nominalmente cristiana de Benevento aún practicaba rituales paganos, tales como sacrificios en bosques «sagrados».
Al final del reinado de Cuniperto, sin embargo, los lombardos se habían vuelto más o menos católicos por completo.
Durante su fase nómada, los lombardos crearon poco arte del que no pudiera llevarse fácilmente con ellos, como armas y joyería.