En 1458, el I conde de Haro fundó un mayorazgo agnaticio,[1] que excluía a las hembras de la sucesión razón por la cual todos sus poseedores serán varones.
Con Íñigo Fernández de Velasco y Mendoza el título pasó a ser el que recibían al nacer los primogénitos de los Fernández de Velasco.
Diego Fernández de Velasco y su esposa Francisca Paula Benavides, fueron los últimos condes de Haro que tuvieron el señorío de la villa, debido a la abolición de los señoríos el mismo año del fallecimiento de Diego.
Sus sucesores hicieron reclamaciones para seguir manteniendo el título honorífico por razón de alcabalas.
[2] Hasta 1776 estuvo siempre en posesión del linaje de los Velasco, después pasó a los Pacheco Téllez-Girón, duques de Escalona, en cuya descendencia permanece hasta la fecha.