Su nombre viene dado por el Castillo de Castilnovo, situado en los límites del municipio.
En el resto del término, dada la buena aptitud agrícola del terreno, ha desaparecido casi por completo la vegetación natural, excepto junto a los cursos de agua donde domina el chopo del país (Populus nigra) y distintas especies de sauces (Salix sp.).
Villafranca se denomina así por los privilegios que le permitían ser una villa-franca, es decir, estar exenta de pagar algunos impuestos y obligaciones que las poblaciones tenían con su señor natural, en este caso el rey, al pertenecer a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda.
En esta pedanía se encuentra la iglesia de San Bartolomé.
[2] Pasó a distintas manos, entre ellas al condestable Álvaro de Luna y a don Juan Pacheco, marqués de Villena.