Clemente Aguirre

En su niñez aprendió los rudimientos del solfeo y del clarinete en la parroquia de Ayo, y al cumplir los trece años de edad, su madre lo entregó en Guadalajara al internado y academia musical del profesor Jesús González Rubio, con quien realizó estudios de solfeo superior, escritura musical, armonía, contrapunto y principios de orquestación.Terminada la guerra con Estados Unidos, en 1849 se estableció en Atotonilco, donde formó una banda civil.Su obra más conocida es Ecos de México (1884), marcha militar originalmente escrita para orquesta sinfónica, banda sinfónica, dos bandas militares y piano a cuatro manos.[1]​ Sus valses Flores de Puebla y El iris, y su polka La Potosina, fueron muy célebres a fines del siglo XIX; sin embargo, después de la Revolución mexicana, casi toda su obra cayó en el olvido.En 1844 se trasladó a Ciudad de México para estudiar dirección orquestal y composición con el capitán José María Pérez León.[1]​ Llegó a radicar en La Barca durante el Segundo Imperio Mexicano, pero volvió a Guadalajara para fungir como profesor en la Escuela de Artes y Oficios del Hospicio Cabañas en 1866.Además, como compositor produjo una larga lista de obras musicales incluyendo obras con coro, banda de alientos y orquesta sinfónica, las cuales, interpretadas en distintas posiciones al interior del Teatro Degollado, constituyen los primeros antecedentes de la moderna estereofonía orquestal antes de que lo hiciera Charles Ives en los Estados Unidos, y aproximadamente en la misma época en que lo hizo Gustav Mahler en Europa.Cabe añadir que José Rolón, Rubén M. Campos y Aaron Copland, entre muchos otros compositores activos durante la primera mitad del siglo XX, utilizaron tonadas y ritmos de esa Colección, para transmitir el efecto de una música mexicana arcaica.