Contribuyó a la erradicación del paludismo y al avance de los estudios epidemiológicos.Comisionado por la Sociedad de Naciones, la Administración sanitaria española, la Fundación Rockefeller y el Instituto Pasteur en diversos países.El Ayuntamiento de Guadalupe le dedicó la calle César Martín Cano en 1990.[1] En este ámbito docente conoció a Gustavo Pittaluga Fattorini, médico y científico italiano, al que consideraba “el decisivo impulsor del desarrollo de su labor científica e investigadora”.Y El valor de Bayer 205 como agente profiláctico contra los tripanosomas que se desarrollan en la glossina palpalis.“Creado por el Estado para facilitar sanitariamente los grandes trabajos que se llevaban a cabo en las Islas del Guadalquivir.A ellos se unirán: Brenes, Aznalcázar, Lora del Río, La Rinconada y Sevilla”, explica el doctor Ferrand, inspector provincial de Sanidad.[20][21] La Guerra Civil trunca su labor científica En una extensa entrevista realizada por la periodista y escritora asturiana Cuca Alonso, afirma: “Estaba en Cáceres, a punto de ir a Estados Unidos, llamado por la Fundación Rockefeller con la que trabajé muchos años”.En el juicio se pidió mi destitución de cargos públicos, pero intervinieron personas influyentes para evitarlo.[10] Tras afincarse en Asturias tuvo la oportunidad de conocer a José Camón Aznar, relevante historiador del arte y escritor, al que hizo llegar un manuscrito suyo.[24] En total se editaron cuarenta y tres libros suyos de poemas.Incluye trece ilustraciones del pintor asturiano Manuel Rodríguez Lama, más conocido como Marola.Fue editado por el médico ovetense José María Richard Grandío, creador de una gran empresa editorial.- apasionado - Sensaciones, su segundo libro publicado en 1973, es incluido en la Colección Rocamador a cargo de José María Fernández Nieto.El mismo poeta y editor aseguraba en la introducción: “La importancia de esta poesía estriba en que no pertenece a ningún grupo o tendencia , como un eslabón que no pertenece a ninguna cadena”.También alcanzó difusión en los Centros Asturianos de España e Hispanoamérica presididos por Cosme Sordo Obeso, quien lo mencionó en varias presentaciones afirmando que “nunca se había escrito nada tan bello sobre la región”.Supone un reconocimiento poético a algunas personas y lugares que le habían dejado “profunda huella”: María Elvira Muñiz y Dolores Medio “mis hadas madrinas”, Marta Portal, Severo Ochoa, Evaristo Valle o Camón Aznar.[27] En este caso “por su labor literaria sobresaliente, su dilatada y meritoria trayectoria poética".
Promoción de profesores y alumnos del Dispensario Antipalúdico de Navalmoral de la Mata correspondiente a 1925, referente internacional en la especialidad. Arriba: Tercero por la izquierda, Sadi de Buen, científico y uno de los impulsores de la estructura sanitaria española. A continuación, Gustavo Pittaluga, parasitólogo y aglutinador de la lucha nacional contra la malaria. Segundo por la derecha, Eliseo de Buen, uno de los directores del dispensario. Abajo: Primero por la izquierda: Marcos del Fresno. En el centro, Obdulia Fons. Cuarto por la derecha, Emilio Luengo Arroyo. Tercero, César Martín Cano. Segundo, Rafael Rodríguez Oliva. Primero Urbano Sánchez Casas. Todos ellos llevaron a cabo distintas misiones en la lucha contra la malaria.
César Martín Cano en París, tras obtener el título de Especialista en Malariología en 1927.
César Martín Cano se definía como “poeta de mis ideas”.
Calle dedicada a César Martín Cano en Guadalupe, municipio de la provincia de Cáceres.