Marola

En 1929, Marola fue a vivir a Madrid con la intención de ser pintor, intentando ganarse la vida como copista en el Museo del Prado.Desde la capital de España, empezó a colaborar como humorista gráfico en el periódico gijonés La Prensa, para el que hizo historietas.En 1933 decidió regresar a su ciudad natal, pero, después de dos años, volvió a Madrid, donde encontró trabajo como caricaturista en la revista Muchas Gracias.Como caricaturista, humorista gráfico y pintor tenía un estilo próximo al art decó.Utilizaba líneas verticales como base para definir a los personajes y buscaba la máxima simplificación.