Mehdi Ben Barka
La maestra francesa acabó por invitarle a entrar como oyente y se reveló como un estudiante excepcional.Ben Barka aprovechó el aislamiento para estudiar: economía del desarrollo, sociología, inglés y tamazight.En las cartas que enviaba a su familia, relatando la monotonía cotidiana, incluía mensajes con tinta invisible para sus compañeros de lucha.En 1953, el sultán Mohammed ben Yusef inició su huelga del sello, negándose a firmar las leyes y decretos que le presentaba la Residencia.El Marruecos independiente se puso en marcha con un rey a la cabeza, fuertes alianzas con la antigua potencia colonial, y un Istiqlal hegemónico y empeñado en asegurar la permanencia del statu quo pactado: el partido nacionalista emprendió acciones contra quienes, dentro o fuera de sus filas, cuestionaban la monarquía, proseguían la lucha armada, apoyaban a los independentistas argelinos o criticaban la hegemonía del Istiqlal.En esta oleada represiva hubo incluso muertos, como Abbas Mesaadi, líder de la Resistencia, o el comunista Abdelkrim ben Abd Allah.La reputación de Ben Barka, que como dirigente del partido no podía ser totalmente ajeno a todo ello, resultó sin embargo preservada y siguió siendo una de las figuras más carismáticas del nuevo Marruecos.Por ello, Mohammed V lo nombró presidente del primer parlamento marroquí, aunque dicho órgano era más bien un consejo consultivo que asistía al rey, ya que el reparto de poder entre el antiguo sultán y la clase política seguía sin quedar netamente definido.Bastaron tres meses para que los dirigentes del nuevo partido fueran encarcelados, y su periódico, prohibido.Desde la capital francesa, Ben Barka siguió en contacto con la oposición marroquí (para la que su domicilio se volvió una especie de sede en Europa) pero se dedicó cada vez más a tareas de organización dentro del movimiento tercermundista con el que había tomado contacto unos años antes.En 1962 Ben Barka regresó a Marruecos para participar en el II Congreso de la UNFP.Se aprobó una constitución redactada por juristas franceses que pretendía dar aires democráticos al régimen: el Istiqlal la apoyó, pero fue rechazada de plano por la UNFP.Sus mítines electorales (vetados en la radio y la televisión) se enfrentaban radicalmente contra el poder personal del rey.Entre tanto, Ben Barka continuaba su actividad como organizador del movimiento tercermundista, ganando relevancia a escala internacional.En marzo, Marruecos se conmovió con la durísima represión contra unos disturbios populares en Casablanca; poco después, Hasan II anunció su intención de emprender reformas e hizo llegar un mensaje al matemático Ben Barka que decía: «Debo resolver una ecuación en Marruecos».La investigación judicial que siguió estableció que Ben Barka fue trasladado a un chalet de un pueblo cercano donde fue torturado hasta la muerte por agentes secretos franceses, dirigidos aparentemente por el entonces ministro del interior del reino alauí, Mohammed Ufqir, quien habría participado en persona en el asunto.[1][2] Por esta razón, el proceso sigue abierto, aunque casi todos los testigos conocidos han ido muriendo a lo largo de los años, la mayoría por causas no naturales.Los Estados francés y marroquí han negado siempre cualquier implicación oficial en el caso.