Su orografía era muy abrupta, combinando en su tiempo una fértil vega con amplias zonas de pastos comunales.La palabra Benínar es muy sugerente, ya que procede de la castellanización de la expresión del árabe clásico '"Hijo del fuego", que se pronuncia "Ibn-annaar", donde "Ibn" (se lee "iben", con una e breve) significa "hijo", mientras que "annaar" significa "el fuego" cuando está aislada y "del fuego" cuando está junto a "Ibn".Si "Ibn", hijo, se asocia a una relación familiar, el plural que representa a los descendientes de esa familia se escribe castellanizado "Ben", sin la "i" o "Aben".En aquellos tiempos, los moriscos no hablaban el árabe clásico, sino un dialecto andalusí, en el que el término "Ibn", singular, en plural es "Beni", pero sin importar nada asociarlo a una singularidad como "annaar" (el fuego).Es decir, los habitantes de Benínar y su pueblo, se pronunciaba así: "Beni-annaar" con el acento en la última "a".No importaba, por tanto, la discordancia, ya que un árabe de Arabia diría necesariamente "Ibn-annaar" (Hijo del fuego), mientras que el morisco preferiría decir "Beni-annaar" (Hijos del fuego) La castellanización final se llevó a cabo transformando estructuras sonoras difíciles de pronunciar, en otras más suaves y mejor adaptadas al oído castellano: el sonido "nn" sonoro entre vocales se transforma en un sonido más sordo de una sola "n", y pasando la estructura "an" a desaparecer y pronunciarse solamente la "i" precedente.El acento agudo, en la sílaba "ar" pasa a ser llano en la nueva "i" generada.Después hay un vacío en el tiempo, hasta llegar a los romanos (siglo I d. C.), se encontró un fragmento de cerámica Terra Sigillata Hispánica en El Llano que, posiblemente por ella pasaba una cañada real que comunicaba los pastos del Campo de Dalías con Sierra Nevada.De época muy posterior es el aljibe del Llano (siglo XVI-XVII), se llenaba con la lluvia y era para el ganado.Juan de Baza que vino en lugar del valenciano Ginés Gambau.Benínar tiene clima Mediterráneo, con temperaturas medias suaves, veranos calurosos e inviernos algo frescos.La presencia de la nieve no es habitual en Benínar, pero en cambio se observa desde el pueblo la que cae abundantemente en Sierra Nevada.La precipitación media oscila entre 300 y 400 mm de agua, aunque se alternan años muy secos con otros más lluviosos.Los tres primeros datos son referidos a vecinos (cabezas de familia), calculándose los habitantes aproximados tan solo multiplicando por cuatro.Los datos tabulados generan la siguiente gráfica: Se aprecia que tras unos principios inciertos, Benínar sufre un crecimiento explosivo durante los siglos XVIII y XIX, alcanzando una población relativamente numerosa superior a los 1000 habitantes.Aunque el pueblo no existe, los benineros siguen reuniéndose en estas fechas en las proximidades del pantano para homenajear a sus patronos.Durante las fiestas patronales, era tradicional realizar una representación de moros y cristianos.El citado libro incluye algunos estudios relacionados con el marco histórico, sociológico y literario, así como con aportaciones de vivencias.Las crisis producidas en el campo repercutían rápidamente de forma fatal sobre las actividades diarias del pueblo.La historia demuestra que en las distintas ocasiones que la agricultura estuvo en decadencia o hubo alguna crisis en el sector, se produjo mucha emigración hacia las Américas o hacia Barcelona.Regaba el Pago de las Luisas, siendo utilizado como fuerza motriz del molino.La Acequia de los Arenales, que tenía su presa frente al Barranco el Capitán y regaba la última vega que se formó en Benínar, todas en el lado izquierdo del río.Por ello se hacía a manta, en caballones horizontales, en espiga, siempre teniendo en cuenta el cultivo que había plantado.El laboreo (labrar) se realizaba para mullir, airear, facilitar la penetración del agua, profundizar el espesor del suelo, ponerlo a disposición de las plantas y procurar su mejor desarrollo.Para hacer el laboreo perfecto se regaba a manto en la vega, y después de unas lluvias en el secano.Las lluvias casi siempre eran beneficiosas, salvo cuando las cosechas estaban en gavillas o en la era para su trilla.Los distintos abonados y laboredos más o menos profundos contribuyen a ello.Las más importantes eran las habas, por su utilidad en toda clase de alimentación, humana y animal.Después de su recolección se enterraban para fortalecer el suelo, gracias a su contenido en nitrógeno.Se transportaban a las plazas de Berja, Dalías, Adra, Turón, y Murtas.