Más tarde, sin embargo, denunció al pueblo judío y alentó a sus compatriotas en su persecución.
Posteriormente, Lutero hizo campaña con éxito contra los judíos en Sajonia, Brandeburgo y Silesia.
Un shtadlan (mediador) judío alsaciano, el rabino Josel de Rosheim, pidió al reformador Wolfgang Capito acercarse a Lutero a fin de obtener una audiencia con el príncipe, pero Lutero rechazó toda intercesión.
[17] En este libro Lutero parece incluso preconizar su asesinato, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos».
Este trabajo ha sido recientemente traducido y publicado en inglés en el volumen 58 ("Sermons V") de Luther's Works, páginas 458-459.
[9] Sin embargo, ningún gobernante llegó a promulgar la totalidad de las recomendaciones antijudías emitidas por Lutero.
[25] La opinión predominante[26] entre los historiadores es que la retórica antijudía de Lutero contribuyó significativamente al desarrollo del antisemitismo en Alemania,[27] y en las décadas de 1930 y 1940 proporcionó una base ideal para los ataques del Partido Nazi contra los judíos.
Según Michael, casi todos los libros antijudíos impresos en el Tercer Reich contenían referencias y citas de Lutero.
Según Robert Michael, «Lutero se expresó acerca de los judíos como si pertenecieran a una raza que no podía realmente convertirse al cristianismo.
Sherman sostiene que Lutero «no puede considerarse distanciado por completo de los antisemitas modernos».
Lutero quiso invertir el proceso, y por lo tanto inadvertidamente deseaba para ellos una posición más segura de la que disfrutaban en su tiempo».
Los nazis encarcelaron y asesinaron incluso a los judíos étnicos que se habían convertido al cristianismo, cuando Lutero habría acogido con satisfacción estas conversiones».
Como ya se ha visto, cuatrocientos años después de ser escrito, el Partido Nazi hizo reimprimir Sobre los judíos y sus mentiras durante los Congresos de Núremberg; en dicha ciudad se presentó la primera edición a cargo de Julius Streicher, editor del periódico nazi Der Stürmer, que describió la obra como el tratado más radicalmente antisemita que haya sido publicado.
[53] Al igual que los nazis, sigue Michael, Lutero mitificó a los judíos como «El Mal».
Ellos solo hubiesen podido salvarse si se convertían al cristianismo, pero su hostilidad a tal idea lo hizo inconcebible.
El periódico oficial del partido nazi, el Völkischer Beobachter [El observador del pueblo], recogió la siguiente afirmación del ministro de Educación de Hitler, Bernhard Rust: «Desde que desapareció Martín Lutero, no ha aparecido un hombre igual en nuestro pueblo, pero se ha tomado la decisión de que vamos a ser los primeros en presenciar su reaparición (...).
)[29][56] William Nichols, profesor de Estudios Religiosos, relata: «En su juicio de Núremberg después de la Segunda Guerra Mundial, Julius Streicher, el famoso propagandista nazi, editor del injurioso semanario antisemita Der Stürmer, argumentó que si él tenía que plantarse allí procesado por dichos cargos, también debería estarlo Martín Lutero.
Algunos estudiosos, como el historiador estadounidense William Shirer, han llegado incluso a atribuir la «solución final» nazi directamente a Martín Lutero,[58] aunque otros cuestionan este punto de vista, discrepando directamente de Shirer.
En su libro The Rise and Fall of the Third Reich [Auge y caída del Tercer Reich], William L. Shirer afirmó: Roland Bainton, notable historiador de la iglesia y biógrafo de Lutero, señaló en referencia a Sobre los judíos y sus mentiras: «Uno desearía que Lutero hubiese muerto antes de escribir semejante panfleto.
En 1988, el teólogo Stephen Westerholm argumentó que los ataques de Lutero contra los judíos eran en realidad parte integrante de su ataque a la Iglesia católica, es decir, que Lutero les aplicó la crítica paulina al fariseísmo como legalista e hipócrita hacia la Iglesia católica.
[81] Graham Noble escribe que Lutero quería salvar a los judíos en sus propios términos, no exterminarlos, pero bajo su aparente razonabilidad hacia ellos latía una «ardiente intolerancia», que produjo «demandas cada vez más furiosas de conversión a su propio estatus cristiano» (Noble, 1-2).
[84] «No debemos (...) tratar a los judíos con talante tan grosero, ya que hay futuros cristianos entre ellos».
[85] Paul Johnson escribe que «Lutero no se contentaba con el abuso verbal.
[87] En tanto que pastor cristiano y teólogo, Lutero estaba empeñado en suscitar en la gente la fe en Jesús, como el Mesías, para su salvación.
[90] Las posiciones antisemitas de Lutero deben considerarse encuadradas en una óptica del momento histórico en que se producen.
[92] El hecho de leer el Antiguo Testamento en hebreo, pero con la perspectiva cristiana, frecuentemente condujo a declaraciones controversiales en relación con la exégesis judía, la que, obviamente, en la Biblia Hebrea, en ningún caso una señalación directa a Cristo (como por otra parte lo hizo Lutero) .
Y más aún después del éxito misionero del cristianismo y su ascenso a religión universal e imperial, la presencia de Judíos refractarios a la conversión en la que todo el mundo conocido parecía adherirse fue considerada injustificada, y también inquietante: las mismas personas de las que se recibieron las Escrituras negaban su cumplimiento.
Tanto el propio antisemitismo de Lutero como las duras declaraciones antijudías recogidas en sus obras Sobre los judíos y sus mentiras y otros escritos, han sido repudiados por varias iglesias luteranas de diversas partes del mundo.
Rechazamos esas violentas invectivas al igual que muchos de sus compañeros en el siglo XVI, y nos sentimos movidos a una profunda y constante lamentación por sus trágicos efectos sobre las generaciones posteriores de judíos».
Los gentiles (creyentes en Cristo que no son judíos) han sido injertados en la vid.