Con 763 380 habitantes, es también la quinta ciudad más poblada del país (tras Berlín, Hamburgo, Múnich y Colonia).[3] Aunque la capital administrativa de Hesse es Wiesbaden, Fráncfort tiene una importancia económica mayor tanto en el estado como en Alemania y en la Unión Europea.[4] Desde la Edad Media Fráncfort se encuentra entre los centros urbanos más importantes de Alemania.[14][15] En las primeras menciones escritas de las que se tiene noticia (del año 794), el nombre de la población asentada en los lomajes donde hoy se encuentra la catedral era referido como Frankonovurd en alto alemán antiguo o también Vadum Francorum en latín.Ambos nombres significan lo mismo: «Vado (Furt) de los francos (Franken)», una barrera de roqueríos en el fondo del río Meno que hacía posible cruzarlo sin peligro cuando traía un flujo normal (por aquel entonces, el río era más ancho que en la época actual).Aproximadamente en el año 530 los francos sucedieron a los alamanes en el dominio sobre la región baja del Meno.Probablemente los nuevos soberanos ahora sí utilizaron el vado como vía importante de tránsito, y por tal razón fue llamado Frankenfurt por sus socios comerciales.A más tardar desde comienzos del siglo XIX se consolidó la forma escrita Frankfurt.La adenda am Main (del Meno) se puede encontrar en las más antiguas escrituras y desde el siglo XIV de manera regular.[nota 2] Coloquialmente, el nombre oficial casi siempre se abrevia a Fráncfort, toda vez que no exista peligro de confusión, en especial con Fráncfort del Óder (en alemán: Frankfurt an der Oder).El Imperio romano, en su extensión máxima, llegó a incluir la ciudad, aunque por poco tiempo.Aunque Fráncfort fue la favorita para ostentar dicho título, la posterior presión del canciller Konrad Adenauer hizo que finalmente Bonn fuese designada como capital de la RFA, estatus que conservó hasta los años 1990, tras la reunificación alemana.Entre los principales grupos de inmigrantes, los turcos conforman la comunidad más numerosa, seguidos por exyugoslavos e italianos.La ciudad se alzó rápidamente con el prestigio de ser el centro financiero del país,[5] arrebatándole esta condición a Berlín.Su museo pictórico más destacado es el Instituto Städel, que alberga cuadros de siete siglos, con grandes artistas desde Sandro Botticelli hasta Pablo Picasso y posteriores.