[3] Entre las obras paradigmáticas de la nueva canción se encuentran "Pra não dizer que não falei das flores (Caminhando)" (1968), "Canción con todos" (1969), la "Cantata Santa María de Iquique" (1970), "El pueblo unido jamás será vencido" (1973), "Plegaria a un labrador" (1969), "Todavía cantamos" (1983), etc. Entre sus principales exponentes solistas, algunos de los cuales se mantienen activos, figuran: Amparo Ochoa, Gabino Palomares y Oscar Chávez, en México; Alí Primera, Gloria Martín, Soledad Bravo y Los Guaraguao en Venezuela; Facundo Cabral, Jorge Cafrune, Mercedes Sosa, Piero, Víctor Heredia, Armando Tejada Gómez, Cesar Isella o José Larralde en Argentina; Chico Buarque, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Caetano Veloso o Geraldo Vandré en Brasil; Eduardo Meana, Víctor Jara, Ángel Parra en Chile; Rubén Blades de Panamá, los hermanos Carlos Mejía Godoy y Luis Enrique Mejía Godoy en Nicaragua; Carlos Puebla, Pablo Milanés, Amaury Pérez, Santiago Feliú y Silvio Rodríguez en Cuba; Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, José Carbajal el Sabalero en Uruguay; Manuel Monestel, Nicomedes Santa Cruz, Enrique Males, Rómulo Castro, Ana y Jaime y otros más.Entre los grupos destacados del movimiento se encuentran el Cuarteto Zupay, Los Guaraguao, Illapu, Inti Illimani, Quilapayún, Los Olimareños, Opus Cuatro, Pedro y Pablo, Quinteto Tiempo, La Federación de Sonido Popular; Pancasán, Dúo Guardabarranco, Igni Tawanka; Savia Nueva, Convite, Kin-Lalat, Yolocamba I Ta, Expresión Joven, Haciendo Punto en Otro Son, etc.[2] La nueva canción latinoamericana se caracteriza por recurrir al folclore musical tal como se presenta en cada región del subcontinente, arraigado a su vez en tradiciones afroamericanas, indígenas e ibéricas, pero con un espíritu abierto hacia la fusión y el desarrollo de nuevas formas.[1] En Argentina el movimiento tomó forma en 1963 como una propuesta cultural que se denominó Nuevo cancionero, liderado entre otros por Mercedes Sosa y Armando Tejada Gómez.En Chile, el presidente Salvador Allende incluso llegó a decir antes de su derrocamiento que no podía haber revolución sin canciones.