Mary Wollstonecraft

Tanto por parte del público en general como de las historiadoras feministas en particular, la vida de Wollstonecraft ha sido objeto del mismo interés, si no mayor, que sus obras, debido a sus relaciones poco convencionales y a menudo tumultuosas.Tras dos romances malogrados con Henry Fuseli y Gilbert Imlay, Wollstonecraft se casó con el filósofo William Godwin, uno de los precursores del movimiento anarquista; con él tuvo una hija, Mary Shelley, autora de Frankenstein y esposa del poeta romántico Percy Bysshe Shelley.Aunque su familia tenía unos ingresos aceptables cuando ella era pequeña, su padre los derrochó en proyectos especulativos.Wollstonecraft le escribió «Se han formado en mí ciertas nociones románticas de amistad... soy un poco peculiar en mi entendimiento del amor y la amistad; tengo que tener el primer puesto o ninguno».[5]​ La segunda, y posiblemente más importante, amistad la mantuvo con Fanny Blood, a la cual Wollstonecraft otorgaba el mérito de haber abierto su mente.Wollstonecraft imaginó una utopía de convivencia con Blood; hicieron planes para alquilar habitaciones juntas y apoyarse emocional y económicamente la una a la otra, pero este sueño se vio frustrado ante la realidad de sus problemas financieros.[6]​ Sin embargo, tras quedar embarazada, la salud de Blood se deterioró aún más.Aunque no pudo llevarse bien con Lady Kingsborough,[9]​ para los niños fue una instructora estimulante; Margaret King dijo posteriormente que ella «había liberado su mente de toda superstición».Frustrada debido a las limitadas opciones laborales de las que disponían las mujeres respetables pero con pocos recursos económicos —una barrera que Wollstonecraft describe elocuentemente en el capítulo de Reflexiones sobre la educación de las hijas (1787) titulado Unfortunate Situation of Females, Fashionably Educated, and Left Without a Fortune, cuya posible traducción sería «desafortunada situación de las mujeres modernamente educadas que han quedado sin fortuna»— decidió, tras ejercer un año como institutriz, emprender una carrera como autora.Más tarde, después de abandonar Francia, Wollstonecraft seguiría refiriéndose a sí misma como Mrs.[27]​ Poco a poco, Wollstonecraft volvió a su vida literaria, relacionándose con el círculo de Joseph Johnson de nuevo, en particular con Mary Hays, Elizabeth Inchbald y Sarah Siddons mediante William Godwin.El noviazgo de Godwin y Wollstonecraft comenzó lentamente, pero finalmente se convirtió en una apasionada relación.[28]​ Godwin había leído sus Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca y más tarde escribió que «Si alguna vez hubo un libro hecho para que el lector quedara enamorado de su autor, para mí es éste.[29]​ Una vez Wollstonecraft quedó embarazada, decidieron casarse para que el hijo fuera legítimo.Godwin recibió críticas porque había defendido la abolición del matrimonio en su tratado Investigación sobre la justicia política.[33]​ Fue enterrada en St Pancras Old Church y allí se le construyó un monumento conmemorativo, aunque tanto sus restos como los de Godwin fueron trasladados posteriormente a Bournemouth.Con la llegada del movimiento feminista, mujeres con opiniones políticas tan diferentes como Virginia Woolf y Emma Goldman recuperaron la historia de Wollstonecraft y celebraron los «experimentos de su vida», como Woolf los llamó en un famoso ensayo.Su buen momento reflejaba el que también gozaba el movimiento feminista; por ejemplo, a principios de los 70 fueron publicadas seis biografías de Wollstonecraft que presentaban su apasionada vida así como su radicalidad y racionalidad.[40]​ Wollstonecraft fue vista como una figura paradójica e intrigante que no se adhería a la versión del feminismo de 1970.Wollstonecraft contesta así de forma mordaz a escritores como James Fordyce y John Gregory y filósofos educacionales como Jean-Jacques Rousseau, el cual sostiene que la mujer no necesita educación racional.(Rousseau, como es bien conocido, argumenta en Emilio (1762) que la mujer debería ser educada para el placer.)Wollstonecraft está decidida a ilustrar las limitaciones que la falta de educación ha supuesto a las mujeres; poéticamente, escribe: «Enseñadas desde su infancia que la belleza es el cetro de las mujeres, la mente se amolda al cuerpo y, errante en su dorada jaula, solo busca adornar su prisión».[52]​ La implicación de esta afirmación es que, sin el daño ideológico que anima a las jóvenes desde temprana edad a centrar su atención en la belleza y las mejoras exteriores, las mujeres podrían lograr mucho más.[55]​ Wollstonecraft mantiene, en la conocida y ambigua frase: "No se concluya que quiero invertir el orden de las cosas; ya he asegurado que, por su constitución, los hombres parecen diseñados por la Providencia para lograr un mayor grado de virtud.[59]​ Ambas son novelas de Wollstonecraft centradas en la desesperada situación que sufrían algunas mujeres en el siglo XVIII.Henry también está enfermo, pero Mary elige vivir con él y con su madre durante las semanas que le quedan.Las únicas relaciones satisfactorias del libro son las amistades, e incluso estas acaban de forma trágica para Mary.Mientras se encuentra en el manicomio, María conoce y quizá se enamora de un hombre llamado Darnford, pero debido a que el relato está inacabado, no queda claro si Wollstonecraft pretendía resolver felizmente la trama sentimental o acabar la novela trágicamente.[61]​ Profundamente afectada por sus propios asuntos sentimentales y experiencias en Francia, Wollstonecraft cambió algunas de sus opiniones previas acerca de las clases; no habría hecho esas mismas afirmaciones seis años antes, cuando describía a la clase media como "el estado natural".Hijas del horizonte en los que participaron importantes escritoras como Cristina Fallarás, Espido Freire, Paloma Pedrero, Nuria Varela, Cristina Cerrada, Eva Díaz Riobello, María Zaragoza, Raquel Lanseros y Vanessa Montfort.
Portada de la edición de 1791 de Relatos originales de la vida real (grabado hecho por William Blake ).
Mary Wollstonecraft en 1790-1, por John Opie .
Retrato de William Godwin
La tumba de Mary Wollstonecraft en la Iglesia de San Pancracio , Londres
Estatua en honor de Mary Wollstonecraft, erigida en 2020.
Primera edición impresa de Vindicación de los derechos de la mujer: críticas acerca de asuntos políticos y morales
Grabado de Mary Wollstonecraft