[5][6] Es considerado uno de los escritores hispanoamericanos más importantes del siglo XX.
[7][8][9] Su reputación se asienta en dos de sus tres obras narrativas: el libro de cuentos El Llano en llamas, publicado en 1953, y su novela Pedro Páramo, publicada en 1955.
[6] Caracterizado como una leyenda de México, Rulfo se reconocía como un individuo introvertido, tímido y enigmático.
[11] Sus historias evidencian los aportes a la literatura hispanoamericana y mundial, en ellas muestra tradiciones cristianas e indígenas presentando diversas situaciones socioeconómicas de pueblos con carencias, falta de oportunidades, soledad, guerra, relación entre la naturaleza y el hombre, formas de composición humana, ejemplos de relaciones entre el hombre y el mundo, realidades concretas y medioambientales.
[6] Rulfo contaba con seis años cuando, debido a la Guerra Cristera que sufrió México en la época, su padre fue asesinado por Guadalupe Nava Palacios en junio de 1923.
No obstante, posteriormente acabó en el orfanato Luis Silva (actualmente Instituto Luis Silva) en Guadalajara, del que no obtuvo muy buenos recuerdos y él mismo calificó como «correccional» en una entrevista de 1977.
Además, trabajó para la compañía Goodrich-Euzkadi de 1947 a 1952 como capataz, ahí al morir Don Ángel Urraza, Don Martin Oyamburu socio de la Euzkadi, al ver su capacidad escritora le encarga la revista mapa.
[8] Este incluía quince relatos de los cuales algunos ya habían sido editados previamente en distintas revistas.
[8] Entre 1952 y 1954, el escritor fue becario del Centro Mexicano de Escritores, en donde, durante su segundo año como becado, concluyó y leyó fragmentos de su primera novela, Pedro Páramo.
[6] La misma, había sido mencionada a su esposa Clara Angelina Aparicio Reyes entre febrero y marzo de 1947, afirmando Rulfo que tenía en mente publicarla y mencionándole un posible título:[6]
[6] En esta primera revista, el título de la novela era Una estrella junto a la luna, en la segunda, Los murmullos y en la tercera, los fragmentos mostrados se encontraban bajo el título de Comala.
[6] Además, Carlos Fuentes publicó un corto ensayo de la novela en la revista francesa L’Esprit des Lettres y la misma ganó el mismo año de su publicación el Premio Xavier Villaurrutia.
Rulfo además argumentaba que es necesario conocer nuestro pasado para trabajar en favor del lugar del que somos originarios: Como fotógrafo, Rulfo dejó un legado de más de 6,000 mil negativos.
Esto último se debe a la recreación de personajes como si fueran «gente común y corriente que no tiene nada especial».
Rulfo reflejó en su obra la frustración de los campesinos y la soledad absoluta a la que se enfrentan los pueblos.
Además, la estructura latifundista multiplicó la descendencia ilegítima:[29] La figura del padre es un eje principal en la creación literaria de Rulfo.