Empieza a frecuentar la Biblioteca Provincial, donde conoce al también poeta Juan Bernier, quien le descubrió a Marcel Proust, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Jorge Guillén y, sobre todo, Luis Cernuda.
Empieza a publicar en la prensa local con poemas y dibujos, firmando a veces con una E mayúscula o con el seudónimo Luis de Cárdenas, en Caracola, en El Español y en La Estafeta Literaria.
Entre Óleo, de 1958, y Almoneda (1971), sostuvo un largo silencio poético, roto ya definitivamente tras este último libro.
1964, junto con otros amigos, viajó por la Costa Azul francesa, la Riviera italiana, Milán, Florencia, Venecia, Roma, Nápoles, Capri, Atenas, Delfos, Athos, El Cairo y Alejandría.
Su obra poética hasta la fecha se halla reunida en Poesía completa (1940-2008) (Madrid, Visor, 2008).
En el acto se descubrió una placa conmemorativa y estuvieron presentes diferentes personalidades del entorno literario que recitaron sus poemas.