En esta época, los xiongnu, dirigidos por Tòumàn, intentaron sobrepasar la línea defensiva organizada por la dinastía Qín (秦) (221 a. C.-206 a. C.), siendo rechazados sin demasiadas dificultades.
Una vez consumado su primer golpe, Mòdùn no dudaría en perseguir la expansión de su poder hasta conquistar y someter todo el territorio posible.
Esta última victoria aseguraba dos de los flancos más importantes en la estepa: con la pacificación realizada en el norte, se impedía cualquier ataque o incursión en la retaguardia xiongnu.
esbozó minuciosamente el plan destinado a conseguir aplacar los ánimos y ambiciones del soberano xiongnu.
Este tratado acordado en vida de Mòdùn, establecería el deseado freno a la tempestad nómada, manteniéndose una relativa calma durante varias décadas, hasta que posteriormente fue necesario renovarlo ante los sucesivos avatares que llevaron a los xiongnu y los Hàn a un conflicto armado continuado y una tensa negociación, que solo finalizaría tras la división de la confederación entre los xiongnù del norte y los xiongnu del sur.
[25] Aun con esta división, los héqīn (和親) llegarían a ser en última instancia defendidos como herramienta útil para conseguir el apaciguamiento de los xiongnu del sur y con ello una barrera defensiva y de desgaste frente a las hordas del norte.
Aun teniendo en cuenta las ventajas del héqīn (和親), en no pocas ocasiones los propios Chányú vulneraron los acuerdos establecidos, atacando sin piedad ni dilación las posiciones de sus teóricos familiares y provocando en múltiples ocasiones grandes desastres y adversidades a la castigada frontera del norte.
Aún más: con la derrota del último freno ante la expansión al oeste, mantendrían una vía de acceso directa para controlar importantes centros económicos con un dinamismo comercial de primer nivel, en la actual cuenca del Tarim, señalada en las fuentes chinas como Xīyù (西域).
[26] Este avance sin precedentes, que amenazaba claramente no solo ya el lucrativo comercio sostenido por la dinastía con las regiones del noroeste, sino que además se erigía ya paulatinamente como un poder frontal de disputa contra el propio Estado Hàn.
Es este último punto vital para entender las misiones inéditas en la política china, como la impulsada por Zhang Qian.
A pesar de estos grandes despliegues organizados por Liú Chè y otros Húangdì sucesores, se debe tener en cuenta que las dificultades logísticas limitaban en gran medida tanto la duración como la continuidad a largo plazo de estas campañas.
Aun con estas dificultades, lo cierto es que la dinastía arrebató a los xiongnu el control del corredor del Gansu hasta Lop Nor, consiguiendo uno de los objetivos más repetidos en las audiencias y reuniones sostenidas en la capital: separar cualquier posible ayuda a los xiongnu proveniente de los pueblos seminómadas situados en el altiplano tibetano y en las regiones esteparias adyacentes, como el caso de los temidos y problemáticos qiāng (羌).
[40] Los dōng xiōngnu serán desde un primer momento como el eslabón más influenciado por la política Hàn, mientras que por su parte los xī xiōngn optarán por mantener celosamente una independencia territorial y política suficientemente separada del control Hàn, llevándoles a enfrentamientos y luchas contra las diversas bù que cada vez se separaban más de la órbita xiongnu, buscando en todo momento el restablecimiento del control y prestigio de la confederación.
Paradójicamente, no fue una campaña sostenida desde la corte, sino impulsada en todo momento por dos ambiciosos oficiales: Gān Yánshòu (甘延壽) y uno de sus subordinados, Chén Tāng (陳湯).
Esta artimaña provocará el efecto contrario, cuando se atreva a alzar consecutivamente hasta a tres Chányú contrarios al legítimo soberano xiongnu: un primer intento realizado con un hermano menor de Nángzhīyásī, Xián (鹹), que será nombrado Xiào Chányú (孝單于).
La actitud mostrada por los líderes en contra de los deseos del usurpador, tendría sus efectos positivos en la política desplegada desde la reinstaurada dinastía Hàn (23-220 d.C.
), garantizándose la línea hereditaria legítima desde Yú[50] y sucediéndose una serie de soberanos, que en no pocas ocasiones prestaron servicio activo a Luoyang.
Al mismo tiempo, Cáo Cāo tuvo la suficiente sagacidad y visión política como para golpear justamente en la parte más débil del organigrama xiongnu: realizó una nueva subdivisión de todas las principales ramas que residían en territorio Hàn, creando hasta cinco subdivisiones (izquierda, derecha, sur, norte y centro), con lo que debilitaba fatalmente una de las grandes bazas del poder xiongnu, que pasaba por ser la unión de las diferentes élites y familias soberanas, actuando como un único cuerpo.
Para evitar cualquier convulsión o respuesta demasiado impredecible por los xiongnu, Cáo Cāo esperó hasta la muerte de Hūchúquán, en 216 d.C., para efectuar el plan determinado.
De hecho, el carácter hú se aplica indiscriminadamente a personajes o dignatarios llegados de Estados situados en el Asia Central y que han sido ligados a culturas como la sogdiana (es decir, puramente una cultura ligada al mundo iranio).
Contando con este último aspecto, no es adecuado calificar a este Estado como un ente totalmente xiongnu, ya que en su mayor parte la población sedentaria hàn llegó a mantener un importante estatus, sin contar con grupos étnicos provenientes de los Wǔ Hú que encontraron refugio en un primer momento de caos y confusión en el Estado levantado por Liú Yuān.
Se daba así por concluido el último intento de edificación estatal protagonizado por una rama nómada relacionada con los xiongnu.
Una segunda teoría que ha ganado grandes adeptos es la identificación directa de los xiongnu como pertenecientes a un estrato etnolingüístico protomongol, haciéndoles poseedores, por defecto, de una lengua mongólica desaparecida, siendo esta teoría defendida por autores como Denis Sinor o el académico mongol Ts.
Las últimas investigaciones efectuadas a lo largo de la actual Mongolia, junto con importantes descubrimientos realizados en la actual Mongolia Interior, han mostrado una enorme presencia sobre gran parte del territorio mongol, lo que puede dar lugar a una vinculación más cercana con los estratos protomongoles que han sido identificados en múltiples ocasiones, con ramas como la de los dōnghú, el principal y primer enemigo a batir en la expansión xiongnu.
[63] Una tercera teoría que también ha ganado grandes apoyos y partidarios, es la de señalar una identificación más vertical, hacia un estrato etnolingüístico turco, destacando entre sus defensores, académicos como H. Parker, Jean-Pierre Abel-Rémusat, Julius Klaproth, Kurakichi Shiratori, Gustaf John Ramstedt, Annemarie von Gabain y Omeljan Pritsak.
Para algunos autores, como Otto Maenchen-Helfen, la relación hunos-xiongnu carece de sustento debido, en parte, a la distancia cronológica.
Para este autor el vínculo que une a los hunos con los xiongnu es de carácter político y no étnico o lingüístico.
[67] Christopher Atwood apoya esta postura y agrega que el sánscrito Hūņa es una transcripción de la palabra *Xoņa, la cual fue escrita en chino antiguo durante la dinastía Han.
Eso no impidió, que tanto Bān Gù, como Fàn Yè, aplicasen su metodología, perpetuando durante siglos una escuela historiográfica iniciada justamente en la disposición literaria de Sīmǎ Qiān.
Este hecho, ha ocasionado que en múltiples ocasiones, sea comparado a grandes rasgos, con otra de las grandes figuras historiográficas mundiales, como la del autor griego Heródoto, estableciéndose analogías entr la modalidad de descripción etnográfica ofrecida por el griego y la señalada por Sīmǎ Qiān.