En 1802 fue tonsurado con el nombre de Jacinto y enviado a promover el cristianismo en Beijing donde pasó los siguientes 14 años.
Los auténticos objetos de su interés fueron la historia y la lengua china.
Allí se tradujo un número de manuscritos chinos antiguos y medievales, que eran desconocidos en Europa.
Fue a Bichurin a quien se le ocurrió la idea para el nombre de Turkestán Oriental para reemplazar el término "Turkestán chino" en 1829.
[1] En 1837 abrió la primera escuela de idioma chino en el Imperio Ruso.