La Ruta de la Seda es el nombre con que es conocida desde el siglo XIX[1] una extensa red de rutas comerciales terrestres y marítimas, abiertas por China desde al menos el siglo I a. C., que interconectaban la mayor parte del continente asiático con terminales en las islas del Sudeste Asiático, el Mediterráneo europeo y la costa oriental africana.
Zhang Qian partió al mando de 98 hombres, siendo apresado muy pronto, un periodo que le permitió aprender mucho sobre los pueblos y las rutas en la región.
Esas misiones con los reinos del valle de Fergana no podían garantizar la seguridad ni afianzar el comercio, por lo que China preparó una invasión a gran escala, aunque solo en la segunda embestida en el año 102 a. C. logró conquistar todas las tierras entre sus propias fronteras y los reinos de Fergana.
Cincuenta años más tarde, cuando Marco Licinio Craso cruzó el Éufrates para conquistar Partia en el año 53 a. C., se asombró al ver un brillante, suave y maravilloso nuevo tejido.
El Imperio romano y su demanda de productos asiáticos, se derrumbó en Occidente en el siglo V y Europa ingresó en una era de feudalismo bajo la égida del cristianismo católico, durante la cual el comercio se redujo a su mínima expresión.
En su apogeo, sostuvo una cultura internacional que enlazaba a grupos tan diversos como los magiares, armenios y chinos.
Sus intereses comerciales estaban protegidos por el resurgente poder militar de los göktürks, cuyo imperio ha sido descrito como «una empresa conjunta del clan Ashina y los sogdianos».
En esta época las fuentes chinas mencionan que las caravanas de sogdianos viajaban hasta la Alta Mongolia.
Parte de los datos sobre Asia oriental que fueron proporcionados por los geógrafos musulmanes del siglo X, en realidad, se remontan a datos sogdianos del periodo 750-840 y, por lo tanto, muestran la supervivencia de los vínculos entre el Este y el Oeste.
Sin embargo, después de la caída del Imperio uigur, el comercio sogdiano pasó por una crisis.
En Asia central, el islam se expandió a partir del siglo VII, haciendo un alto en su progresión hacia el occidente chino tras la batalla de Talas en el año 751.
En esta época aparece la primera referencia escrita sobre la seda que se conoce en la península ibérica, realizada por Isidoro de Sevilla (556-636), durante la Hispania visigoda, aunque por entonces su presencia allí era excepcional.
Un siglo más tarde, Venecia hizo un pacto con los otomanos que la habilitó a reingresar al circuito comercial asiático, recobrando por un tiempo parte de su peso económico en la intermediación.
A finales del siglo XVII, los rusos restablecieron una ruta comercial terrestre entre Europa y China bajo el nombre de la Gran carretera siberiana.
Mientras los portugueses (y, posteriormente, otros europeos) estaban entrando en China desde su costa meridional, por ruta marina, se planteó la cuestión de si resultaba ser el mismo país que Catay, al que Marco había llegado por vía terrestre.
Gentes instruidas remarcan que en el mundo entero no hay comercio comparable al de China».
En la actualidad (2013), la línea es utilizada por servicios directos de pasajeros desde Urumqi, en Sinkiang (China), hasta Almaty y Astaná, en Kazajistán.
El recorrido se ha considerado oficialmente «abierto» por el general chino Zhang Qian en el siglo II a. C. Los emperadores Han asediados por los bárbaros nómadas (los xiongnu) decidieron abrir al comercio y al mundo exterior la seda, entonces monopolio del Estado: realmente necesitaban aliados y caballos.
En realidad, muy pocas personas tuvieron la oportunidad de recorrer toda la ruta, entre otros Marco Polo, su padre y su tío.
El Imperio del Centro (China) exportaba mayormente seda, pieles, cerámica, porcelana, especias, jade, bronce, laca y hierro.
No era común que los comerciantes atravesaran la Ruta de la Seda en todo su largo y ancho.
Las caravanas procedentes de Siria y Mesopotamia cruzaban todo el continente asiático para adquirir —a bajo precio— los productos que después venderían —a precios desorbitados— a los comerciantes o intermediarios europeos.
La intensidad del comercio aumentaba incesantemente desde el siglo VIII, pero también crecían en igual o mayor proporción los asaltos, los saqueos, las confiscaciones y los asesinatos masivos.
[41] Rabban Bar Sauma (c. 1220-1294) fue un monje nestoriano túrquico/mongol convertido a diplomático que alcanzó notoriedad por viajar desde la China controlada por los mongoles hasta las costas francesas del Atlántico.
Markos fue finalmente elegido patriarca nestoriano, y posteriormente propuso que su maestro Rabban Bar Sauma fuera enviado en otra misión, como embajador mongol a Europa.
El anciano monje conoció a numerosos monarcas europeos, así como al Papa, intentando establecer una alianza franco-mongola.
La misión no rindió resultados, pero durante sus últimos años en Bagdad, Rabban Bar Sauma escribió sobre el viaje de su vida.
La celebridad de este viajero no se debe a su novedad, sino a la descripción del viaje y las maravillas narradas mientras estaba en la cárcel, recogidas por otro preso en un libro manuscrito titulado Il Milione (El millón), más conocido en español como Los viajes de Marco Polo.
Durante la dinastía Ming, el almirante Zheng He (1371-1433), realizó siete célebres viajes marítimos entre 1405 y 1433, que ampliaron la Ruta de la Seda.
La Compañía de Jesús, en cambio, fue para evangelizar; el primer enviado fue el célebre Mateo Ricci en 1583, ganándose el favor del monarca y las clases privilegiadas.