Esta inclusión en el organigrama de poder, pudo brindarle los primeros apoyos y experiencias políticas, necesarias en las décadas posteriores para acometer su propio esquema independiente.
En estos momentos, la autoridad de las estepas recaía ya sobre su figura, aunque no sería por mucho tiempo.
La primera reacción de Jīhóuquǎncè tras su derrocamiento, fue tratar de rearmarse ante esta humillación, intentando efectuar una respuesta a su hermano y conseguir de nuevo la legitimidad como único Chányú: a este respecto, las elites y sus consejeros más cercanos, consiguieron disuadirle, indicándole numerosos argumentos sobre su delicada situación actual, por medio del cual finalmente, se consumó el vasallaje ante el emperador Hàn: Jīhóuquǎncè se vio obligado tan sólo un año después de su expulsión del trono (53 a. C.), a enviar a su hijo, Zhūlóuqútáng (銖婁渠堂), ante la corte imperial, para servir como rehén.
Para solucionar esta doble amenaza, Hūtúwúsī calibró un acercamiento a uno de los grupos más lejanos en el oeste: los wūsūn (烏孫).
Este último movimiento, se traducirá catastróficamente en una seria derrota para los wūsūn a manos de las tropas comandadas por Hūtúwúsī, que no contento con esta victoria, llegarían a aumentar su reconocimiento militar tras acabar con la independencia de otros grupos étnicos situados al norte, como los wūjiē (烏揭), los jiānkūn (堅昆) y los dīngling (丁零).
La razón por la cual Hūtúwúsī giró su mirada hacia estos últimos, como apoyos frente al expansionismo Hàn, fue justamente la coincidencia de objetivos entre ambos: junto con los kāngjū, existía una evidente animadversión hacia los wūsūn, con una intencionalidad ofensiva que llevase a arrebatar y conquistar las tierras a estos últimos, impidiendo así cualquier posible expansión en la estratégica área centroasiática.
Este último paso, sería a la postre un error estratégico, haciendo que desde la corte Hàn, saltasen todas las alarmas, traduciéndose en la llegada de dos nuevos representantes gubernamentales: Gān Yánshòu (甘延壽) y su famoso subalterno, Chén Tāng (陳湯).
Tras su muerte, la toma del complejo era ya una realidad, descubriéndose tras ello el horrible destino acaecido a los enviados del Emperador, al mismo tiempo que confirmándose el enriquecimiento que Hūtúwúsī había logrado conseguir tras décadas de rapiña y conquistas a lo largo de las estepas orientales y centrales, con una mayor profusión desde su llegada al escenario centroasiático.
La muerte de Hūtúwúsī, supuso no sólo el último gran éxito logrado por los ejércitos Hàn en esta primera etapa dinástica, sino que también simbolizó la decadencia ya irrefrenable del poder xīongnú: nunca antes ningún ninguno de los líderes xīongnú había caído derrotado de forma tan absoluta frente a los Hàn, al igual que tampoco antes se había conseguido abatir en batalla a ningún Chányú.