Ejemplos de sociedades "persianizada" previas al siglo XIX fueron las dinastías selyúcida,[4][5][6] timúrida,[7][8] mogol[9][10] y otomana.[15] Si bien la conquista islámica llevó a la arabización del idioma y la cultura en los antiguos territorios bizantinos, no ocurrió así en Persia.Fue difundida por poetas, artistas, arquitectos, artesanos, juristas y académicos, que mantuvieron relaciones con sus pares en las lejanas ciudades del mundo persianado, desde Anatolia hasta la India.En cierto modo, además de invertir en la noción de heteroglosia, la cultura persianizada encarna el pasado iraní y las formas en que este pasado se mezcló con el presente islámico o se transmutó.Esta dualidad se expresa simbólicamente en la tradición chií según la cual Husáin ibn Ali, el tercer imán chiita, se habría casado con Shahrbanu,[18] hija de Yazdegerd III, el último rey sasánida de Irán.Desde el punto de vista político, los abasíes pronto empezaron a perder su control sobre los iranios.El idioma que apareció en los siglos IX y X era una nueva forma de persa, derivada del persa medio de la época preislámica, pero enriquecido ampliamente por el vocabulario árabe y escrito en alfabeto árabe.Además, las autoridades cultas del Islam, los ulama, comenzaron a usar la lengua franca persa en público.El poderoso efecto que llegó a tener este texto en los poetas de este período se debe en parte al valor que se le atribuyó como fuerza legitimadora, en especial para nuevos gobernantes en el mundo islámico oriental:En la tradición persianizada, el Shahnameh se consideraba más que literatura.Era también un tratado político, en tanto abordaba concepciones hondamente arraigadas sobre el honor, la moral y la legitimidad.Estas dos dinastías juntas llevaron los centros del mundo islámico hacia el oriente.Las instituciones estabilizaron la sociedad islámica en una forma que habría de persistir, al menos en Asia occidental, hasta el siglo XX.Bajo su gobierno, muchas artes tradicionales iranias preislámicas, como la arquitectura sasánida, resucitaron y grandes académicos iraníes recibieron patrocinio.Formulando el concepto sunita de la división entre autoridades temporales y religiosas, ofreció una base teológica para la existencia del sultanato, una oficina temporal junto al califato, que para la época era simplemente una oficina religiosa.El principal medio institucional para establecer un consenso de los ulama sobre estos asuntos dogmáticos fueron los Nezamiyeh, (más conocidos como las madrasas), así llamados en honor a su fundador, Nizam al-Mulk, un visir persa de los sultanes selyúcidas.Murtazavi clasifica en tres categorías tales obras: poetas que tomaron material no cubierto en la epopeya, poetas que elogiaron a sus mecenas y antepasados en forma de masnaví a cambio de recompensas monetarias, y poetas que escribieron poemas para gobernantes que se veían a sí mismos como héroes en el Shahnameh,[27] haciendo eco de la tendencia samánida previa de patrocinar al Shahnameh para obtener textos legitimizantes.Los reyes safávidas se consideraban a sí mismos, como lo hicieron sus predecesores los emperadores sasánidas, los judāygān (la sombra de Dios en la tierra).A comienzos del siglo XIV, los otomanos alcanzaron el predominio en Asia Menor.[45] Gibb clasifica la poesía otomana entre la de "vieja escuela", desde el siglo XIV hasta aproximadamente mediados del siglo XIX, tiempo durante el cual la influencia persa fue dominante, y de "escuela moderna," que se originó como resultado del impacto occidental.Los selyúcidas habían, en palabras del mismo autor:alcanzado un grado de cultura muy considerable, gracias enteramente a la tutela persa.Hacia mediados del siglo XI, [los selyúcidas] habían invadido Persia, cuando, como a menudo sucedía, los conquistadores bárbaros adoptaron la cultura de sus súbditos civilizados.Es a los selyúcidas, con los que se fusionaron de esta manera, a quienes los otomanos, propiamente dichos, les deben su educación literaria; ésta, por tanto, era necesariamente persa, ya que los selyúcidas no conocían ninguna otra.Y en tal escuela continuaron en tanto hubiera un maestro que les enseñara, pues el paso dado así al principio se convirtió en una práctica, se convirtió en la norma de los poetas turcos mirar siempre hacia Persia en busca de orientación y seguir cualquier moda que allí pudiera prevalecer.Sin embargo, ese no era su objetivo consciente; no soñaban con el sentimiento nacional en la poesía; la poesía era para ellos una e indivisible, y la lengua en la que se escribía un mero accidente sin importancia.En general, desde sus primeros días, la cultura persa fue llevada al subcontinente (o sur de Asia) por varias dinastías persianizadas turcas y afganas.Patrocinaron la literatura y la música persas, pero se hicieron particularmente notables por su arquitectura, en tanto sus constructores se basaban en la arquitectura irano-islámica, combinándola con tradiciones indias para producir una profusión de mezquitas, palacios y tumbas sin igual en ningún otro país islámico.36 a.c El Sha Jahan hizo un regalo de un Gulestān a Jahanara Begum, un incidente que ella registra con su firma.[50] Los poetas cortesanos Naziri, 'Urfi, Faizi, Khan-i Khanan, Zuhuri, Sanai, Qodsi, Talib-i Amuli y Abu Talib Kalim fueron todos maestros imbuidos de un espíritu sufí similar, siguiendo así las normas de cualquier corte persianada.Tal desarrollo se debió a la difusión generalizada de la experiencia mística dentro del islam.El sufismo se desarrolló en todas las tierras musulmanas, incluyendo la esfera de influencia cultural persa.Además, a medida que las órdenes y los centros sufíes (Khaneghah) se extendían por las sociedades persas, el pensamiento poético místico persa se convirtió gradualmente en una parte tan importante de la cultura común que incluso poetas que no compartían las experiencias sufíes se aventuraron a expresar ideas e imágenes místicas en sus obras.
Gran Shahnameh mongol, 1330,
Bahram Gur
matando a un lobo, Museo de Arte de la Universidad de Harvard
El manuscrito otomano<i>Süleymanname</i> (
El Libro de
Solimán
) de Celebi, en estilo shirazi con textos persas
Ilustración de la
Rosaleda de los Piadosos
de Jami, fechada en 1553. La imagen combina la poesía persa y la
miniatura persa
en una sola, como es norma en muchas obras de literatura persa.