Las numerosas áreas rocosas o afectadas por incendios están ocupadas por matorrales basófilos.
pinea, Cistus clusii, Helianthemum marifolium o Helianthemum lavandifolium, junto a otras típicamente mesomediterráneas, muy raras en el área celtibérico-alcarreña (Viburnum tinus, Ephedra fragilis, Arbutus unedo, Phillyrea angustifolia y Ruscus aculeatus).
En los farrallones crece el microendemismo Anthirrhinum microphyllum, que da nombre a la peculiar comunidad casmofítica de los farallones en dolomías Anthirrinetum microphylli.
El cauce del río Tajo todavía mantiene aquí un bosque galería bien conservado (Rubio-Populetum albae), aunque con presencia discontinua a lo largo de las riberas, con una densa y diversificada comunidad de macrófitas sumergidas (Magnopotamion).
El río Tajo mantiene aún poblaciones del cada vez más raro barbo comizo (Barbus comiza), nutria europea y galápagos (Mauremys leprosa), a pesar de estar afectados por la presencia de una central nuclear y encontrarse el río regulado por varios grandes embalses.