Abd-al-Rahman III ya nombra en sus crónicas la existencia de una fortaleza en Anguix sobre el río Tajo.
Su viuda, Sancha Martínez, lo donó más tarde a la Orden de Calatrava.
La parte más deteriorada es la oriental, cuyo muro se encuentra prácticamente derruido.
Exteriormente su aspecto es robusto, contribuyendo a ello los cuerpos cilíndricos que rematan cada ángulo.
Por el poco espacio disponible para la construcción de la fortaleza, resalta ante todos los demás elementos su torre del homenaje al sur.