[1] Aunque Juan Casimiro acabó derrotando a los suecos y deteniendo a los invasores del este, no logró implantar las necesarias reformas para resolver los problemas que habían permitido que estallase la crisis.
Tras las batallas, si bien Rákóczi se vio forzado a regresar por haber sido destituido del cargo, Carlos X permaneció en suelo polaco.
Era hermano menor de su predecesor en el trono polaco-lituano Vladislao IV y nació en Cracovia en 1609.
[2] Como su hermano, tenía inclinación por los asuntos militares, aunque era mucho más religioso que él.
[3][6][8] Gracias a una dispensa papal, en mayo de ese año Juan Casimiro pudo desposar a la viuda de su hermano, que esperaba que el nuevo rey siguiese la línea negociadora del difunto Vladislao con los levantiscos cosacos.
[3] La elección del nuevo rey estuvo marcada por los sucesos en los territorios ucranianos: Juan Casimiro obtuvo el respaldo de la fracción conciliadora, que deseaba tratar con los rebeldes y otorgar a los ortodoxos ciertos derechos.
[11] Cada uno, sin embargo, lo consideró simplemente una tregua, y trató de reforzar su posición para imponerse al otro.
[11] Deseaba también arrebatarle el trono polaco-lituano y entregárselo al príncipe transilvano Jorge Rákóczi II.
[11] Entre los polacos también los radicales que deseaban acabar por la fuerza con la rebelión ucraniana tomaron el mando.
[12] En 1652, se reanudaron los combates, y al año siguiente Juan Casimiro invadió de nuevo Ucrania, infructuosamente.
[12] La firma del Tratado de Hadiach en 1658 con el nuevo hetman Iván Vigovski no sirvió para poner fin al conflicto.
[14] La guerra entre Polonia-Lituania y Rusia terminó con el Tratado de Andrúsovo, que dividió la región en dos zonas separadas por río Dniéper.
[16] Algunos aspectos del carácter de Juan Casimiro tampoco le favorecieron: mientras que su difunto hermano había tenido facilidad para hacerse querer, él solía resultar antipático; su actitud excesiva altivez, debida al largo tiempo que había vivido eclipsado por Vladislao, tampoco le granjeaba las voluntades.
[16] Entre ortodoxos y protestantes tampoco sentaban bien sus demostraciones de piedad católica, entre ellas las numerosas peregrinaciones que realizó.
[18] La apurada situación del Estado, en dificultades ya para enfrentarse a cosacos y rusos, se tornó todavía más grave por el escaso apoyo que Juan Casimiro obtuvo de la nobleza.
[19] Gran parte de ella creía que el fracaso de la alianza sueca se debía al egoísmo del monarca, que había antepuesto su ambición personal y dinástica a los intereses estatales.
[19] Juan Casimiro había decidido no nombrar grandes atamanes en Polonia y Lituania cuando fallecieron los que ocupaban el cargo vitalicio (Mikołaj Potocki en 1651 y Janusz Kiszka en 1653); buscaba así concentrar el poder militar en su persona, pero con ello se hizo también responsable de los sucesivos reveses militares, que socavaron su prestigio.
[26] Juan Casimiro aceptó la oferta, abdicó, se mudó[27] a Francia y obtuvo de Luis XIV siete monasterios.
[26][27] Títulos oficiales en latín: Ioannes Casimirus, Dei Gratia rex Poloniae, magnus dux Lithuaniae, Russie, Prussiae, Masoviae, Samogitiae, Livoniae, Smolenscie, Severiae, Czernichoviaeque; nec non Suecorum, Gothorum, Vandalorumque haereditarius rex, etc.