Sus cualidades militares se reflejaron en una guerra de conquista contra Polonia, que abarcó casi todo su corto pero importante periodo de gobierno y en la que se involucrarían el Sacro Imperio Romano Germánico, el Zarato ruso, y Dinamarca.En la guerra, Carlos Gustavo pretendía asegurar la predominancia sueca en el Mar Báltico y al mismo tiempo hacerse con el control de territorios alemanes, en especial Prusia.[1] Su educación fue esencialmente sueca, si bien por el lado paterno había heredado el idioma y las tradiciones de Alemania, así como el interés por los acontecimientos en ese país.La reina lo llamaba «el pequeño burgomaestre»; carente de modales refinados, era bajo y ya estaba fofo.[2] De esa manera, se hicieron notar sus cualidades militares y diplomáticas.Volvió a Suecia ese mismo año, donde se encontró el poder político dividido entre los viejos consejeros reales y los partidarios de la reina.[4] La hacienda sueca se encontraba entonces agotada, y para solucionar el problema financiero, el nuevo rey recurrió a la guerra.[4] Descartó intervenir en Bremen, ducado episcopal cuyos habitantes añoraban la autonomía de la que habían gozado bajo sus antiguos señores y sobrellevaban mal la nueva autoridad sueca, y en el Ducado de Jülich, como deseaba el gobierno francés encabezado por Mazarino, al que Carlos Gustavo fue hostil durante todo su reinado.Carlos X Gustavo pretendía no solo conquistar Polonia, sino también mantener su predominio en el Mar Báltico y su influencia en la Europa nororiental, efectiva tras la guerra de los Treinta Años.Carlos X Gustavo consideró entonces repartir Polonia entre Suecia y otros países enemigos de los polacos, pretendiendo tener a Prusia bajo dominio sueco, un territorio ambicionado desde el rey Gustavo II Adolfo.Mediante un tratado firmado en Königsberg en enero de 1656, Federico Guillermo aceptó prestar ayuda militar al ejército sueco, al tiempo que reconocía a Carlos X Gustavo como soberano de Prusia.Además, Carlos X Gustavo se vio amenazado por otros viejos enemigos, Dinamarca y el Sacro Imperio Romano Germánico.Pese a algunos sonados éxitos que elevaron la reputación del rey sueco en toda Europa, Carlos X Gustavo no pudo sofocar la sublevación polaca.La alianza entre Polonia y Dinamarca y la declaración de guerra de esta última a Suecia desviaron el escenario bélico hacia tierras danesas, tras haber dejado Carlos X Gustavo un contingente militar en Polonia.La guerra contra Dinamarca había sido rápida y muy beneficiosa para Suecia, gracias al talento militar de Carlos X Gustavo, favorecido además por las condiciones meteorológicas.Así, Carlos X Gustavo buscaba una alianza con los enemigos de esa casa real para hacer efectiva una intervención militar sueca en Alemania.Esta vez, la guerra pondría en peligro la misma existencia de Dinamarca, país que Carlos X Gustavo pretendía anexarse.Ante la embestida del enemigo haciaSelandia, Carlos X Gustavo tuvo que entablar negociaciones de paz con Dinamarca y Polonia.