Toledo conservaba su aureola de haber sido urbs regia visigoda, que los árabes perpetuaron llamándola madinat al-muluk.Tuvo gran importancia estratégica como capital de la Marca Media —formada esta última a raíz de la revuelta bereber del año 741—,[1] y pudo mantener frente a Córdoba una dependencia relativa hasta el siglo del Califato.[2] Independizada al producirse las guerras civiles de comienzos del s. XI, allí se adueñaron del poder algunos personajes de la ciudad, entre ellos el cadí Abú Bala Ya'is ibn Muhámmad y algunos otros, entre los cuales citan las fuentes también a un Ibn Masarra, a un Abd al-Rahmn y a Abd al-Málik ibn Matiyo.Posiblemente descontentos los toledanos con los desacuerdos entre ellos y, en especial, del mal gobierno de este último, decidieron ofrecer el gobierno de la taifa al señor de Santaver, Abd al-Rahman ibn Dil-Nun, que les envió para hacerse cargo del poder a su hijo Ismail al-Zafir en torno a 1035.Volvieron a su autonomía con la decadencia del Califato durante el primer decenio del siglo XI: entonces, posiblemente, Abd al-Rahmán ibn Dil-Nun logró que el califa Sulaimán al-Mustaín (1009-10 y 1013-16) le otorgase el nombramiento como señor de Santaver, Huete, Uclés y Cuenca, llevando el título de Násir al-Dawla.Ciudad con función principalmente militar, fundada como núcleo musulmán con anterioridad al siglo X sobre un asentamiento romano cerca de la confluencia del río Huso con el Tajo.[16] El poder fue asumido posteriormente por la familia Banu Di-l-Nun —creándose una nueva dinastía gobernante— seguramente hacia los años 1032 y 1033.Fue la ciudad más importante en la ruta entre Toledo y Córdoba durante el emirato.Ismail al-Zafir fue el primer monarca de este linaje hasta 1043, luchando contra los cordobeses para mantener la independencia.Ese mismo año fue envenenado en Córdoba y su nieto Al-Qádir asumió el gobierno de Toledo.Así Al-Mutawákkil de Badajoz entró en la ciudad en 1080, mientras Al-Qádir se refugiaba en Cuenca.Al-Qádir recuperó el trono en 1081 ya que Alfonso VI de León decidió ayudarle a recuperar las tierras toledanas y valencianas a cambio de que Valencia fuese para Al-Qádir y Toledo para Alfonso.Por su parte, las tropas musulmanas se comprometían a abandonar las fortalezas y el alcázar.
Muralla y puerta albarrana en Talavera de la Reina.