En el Valle de Chile invistió como curaca (su representante ) a los jefes locales Michimalonko y Tanjalonko, dejando en un segundo plano al gobernador cuzqueño Quilicanta.
Dejó mitimaes[8] bien instalados y trasladó mucha gente de Chile a otros territorios.
Ordenó que en muchos lugares se difundieran relatos orales o "memorias", seguramente con ayuda del "khipu",[9] recordando sus conquistas.
Cuando Almagro y sus tropas llegan al valle de Coquimbo, estos son recibidos por el gobernador Inca Anien, pero sabiendo el español que había asesinado injustamente a tres de sus hombres, lo apresa y quema vivo en la hoguera junto a treinta jefes locales.
Quilicanta establece entonces una alianza con el jefe de La Ligua para mantener la guerra contra Michimalonco en Aconcagua.
Entre otros importantes personajes picunches e incas que también asistieron a esa cita se encontraba el curaca Butacura, Quilacanta, Huelen Huara y Michimalonco.
Para explotarlo, Valdivia se adjudicó el valle de Aconcagua como encomienda y empleó a sus indios para producir oro.
En ese valle no fueron concedidas mercedes de tierras hasta fines del siglo XVI.