[1] De acuerdo con su propia declaración escrita en el «Proemio» a la Crónica del Perú (aparecida en Sevilla en 1553), partió hacia América cuando apenas contaba con trece años de edad y estuvo en el Nuevo Mundo durante diecisiete años:
No se sabe a ciencia cierta en qué lugar de la América española llegó primero.
Aldana, con las tropas que recibió de Vadillo, decidió realizar nuevas conquistas que encomendó a Jorge Robledo, bajo cuyas órdenes estuvo Cieza durante dos años, contribuyendo a fundar varias ciudades,[1] entre ellas: Santa Ana de los Caballeros (actual Anserma), en 1539; Cartago, en 1540; y Antioquia, en 1541; todas en el actual territorio de Colombia.
Estando en Cartago, llegó por esos lugares el juez pacificador Pedro de la Gasca, en cuyas huestes se alistó, iniciando así su viaje hacia tierras peruanas.
Por entonces su obra escrita estaba avanzada, pues al mismo tiempo que cumplía sus deberes militares, tomaba nota de todo lo interesante que veía y oía; según él mismo refiere, descansaba escribiendo cuando sus camaradas lo hacían durmiendo.
Durante los dos años siguientes recorrió los territorios del Perú recogiendo una interesante información con la que pudo desarrollar su obra, referente a las costumbres, las tradiciones, la geografía y los sucesos históricos.
En Sevilla reposó de sus andanzas y se casó con una mujer llamada Isabel López.
La dividió en cuatro partes, que son las siguientes:[1] También prometió redactar dos Comentarios: uno sobre los sucesos del Pacificador La Gasca y otro referente al segundo virrey del Perú, Antonio de Mendoza y Pacheco, obras de las que no se sabe si llegó a escribirlas.
Se imprimieron 1100 ejemplares y al año siguiente fue necesario hacer una nueva edición, corregida en Amberes.
[2] La tercera parte demandó un mayor esfuerzo de los investigadores para su ubicación y reconstrucción.
Finalmente, el manuscrito completo fue hallado en la Biblioteca Apostólica Vaticana por la profesora Francesca Cantù, siendo publicado en 1979.
Cieza es el primero en acometer metódicamente la historia prehispánica, desde los remotos tiempos anteriores a los incas hasta la llegada de los españoles; con él arranca la ya clásica división de la historia del Perú, en épocas preincaica e incaica, descubrimiento y conquista.
La crítica histórica ha sido unánime al considerarla como una obra fundamental para el estudio de la historia inca.
Aunque Cieza juzgaba a su escritura «desnuda de retórica», sin «la suavidad que da a las letras la ciencia, ni con el ornato que requería», y solo se vanagloriaba de referir la verdad, los críticos han destacado su estilo armonioso, fluido, hábil para la descripción y la narración.