[2][3][4] El comer carne ha sido usado por la psicología moral como caso de estudio para aclarar teorías sobre la disonancia cognitiva y la disociación moral, debido a que el consumo de la carne es una práctica común pero a veces es asociada con la ambivalencia.[2] A menudo es asociada con tradiciones culturales;[18] tiene una fuerte connotación positiva en la mayor parte del mundo.[nota 2] Las actitudes implícitas hacia la carne varían significativamente entre las personas omnívoras y las vegetarianas.[8][nota 3] El comportamiento del consumidor hacia la carne puede modelarse distinguiendo entre los efectos de los factores intrínsecos —propiedades físicas del producto en sí (como el color, el olor o la forma)— y los extrínsecos —todos lo demás, incluyendo el precio y la marca—.[27] El sabor y la textura se autopresentan importantes en las elecciones de comida, aunque pueden no reflejar con precisión el comportamiento del consumidor.[31] La ternura es tal vez el más importante de todos los factores que impactan en la calidad del comer carne, siendo otros el sabor, lo jugoso y la suculencia.[17][22] Diferentes tradiciones culturales llevan a los consumidores a preferir diferentes colores: en algunos países se prefiere en general el cerdo más oscuro, en algunos más claro y en otros no hay una preferencia clara.[37] Las personas pueden reducir o eliminar la carne de sus dietas por haber percibido beneficios en la salud.[40] La investigación sugiere que los consumidores tienden a preferir las carnes con origen en su propio país por sobre las importadas, en parte debido al hecho de que las carnes domésticas se perciben como de mayor calidad.[49] Uno de los temas que se examinan en la psicología del comer carne ha sido denominado paradoja de la carne: ¿cómo puede ser que a las personas les importen los animales, pero al mismo tiempo se los coman?[52][53] Este aparente conflicto asociado a una práctica dietaria casi universal proporciona un útil caso de estudio para investigar las maneras en que las personas cambiarían su pensamiento moral para minimizar la incomodidad asociada con conflictos éticos.[cita requerida][56][59][60] Surgen conflictos éticos al comer animales si se considera que tienen estatus moral.Comparado con los estudiantes a los que les dieron castañas, quienes comieron charqui expresaron menos preocupación por los animales, y les asignaron a las vacas una habilidad disminuida de tener estados mentales que impliquen la capacidad de experimentar sufrimiento.[77] Aunque la preocupación por el bienestar animal aumentó en varios países, una tendencia a disociar la carne de su origen animal ha inclinado a evitar que esas preocupaciones influencien al comportamiento del consumidor.Más del 90 % de los participantes dijeron razones que los investigadores clasificaron entre las «cuatro enes»: Quienes investigaron encontraron que estas justificaciones fueron efectivas en reducir la tensión moral asociada con la paradoja de la carne.[101][102] Además, según otros estudios la gente que se autoidentifica como muy comedora de carne tiene mayores tendencias al autoritarismo y la dominación social.Por ejemplo, en la India, los vegetarianos, en comparación con los omnívoros, valoran más a su grupo interno y expresan mayor respeto por la autoridad.Esto contrasta con los Estados Unidos, donde los vegetarianos están motivados a evitar comer carne por el universalismo y la preocupación por el bienestar de los animales.Las mujeres también son más propensas a adoptar dietas sin carne por razones de bienestar animal.Un estudio de 2015 halló que los omnívoros belgas, los semi-vegetarianos (flexitarianos), y los vegetarianos tienen fundamentalmente perspectivas morales distintas en cuanto al bienestar animal.Sin embargo, se halló que los tres grupos hacen donaciones por igual a causas de caridad con enfoque en humanos.Las perspectivas morales pueden tener una influencia fuerte en el consumo de carne, pero no son uniformes entre las distintas culturas.En Occidente, las elecciones sobre comer carne están asociadas a las preocupaciones morales sobre el bienestar animal.La investigación ha indicado que, en relación a los vegetarianos occidentales, los vegetarianos indios son más propensos a tener los valores morales de pureza, autoridad legítima y respeto por los grupos de pertenencia y la tradición.
Ciertos estudios sugieren que el clasificar a los animales como alimento o mascotas afecta su inteligencia percibida y su posición moral.
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Los factores
afectivos
, tal como los recuerdos positivos, influencian el consumo de carne.