[2] A menudo, "afecto" denota algo más que mera buena voluntad o amistad.
[3] El afecto puede provocar diversas reacciones emocionales, como vergüenza, disgusto, placer y fastidio.
El afecto suele compararse con la pasión,[5] que procede de la palabra griega pathos.
En consecuencia, se encuentran referencias al afecto en las obras de filósofos como René Descartes,[6] Baruch Spinoza[7] y los primeros eticistas británicos.
[11] Los gestos afectuosos pueden llegar a ser poco deseados si insinúan un daño potencial para el bienestar de la persona.
El comportamiento afectuoso suele considerarse un resultado de la crianza parental, vinculado a recompensas hormonales.