[1] Se trata de un modelo de desarrollo sostenible en el medio rural, socialmente justo, basado en técnicas que respetan el medio ambiente, el bienestar animal y la salud de personas, animales y plantas; reducen al máximo las posibles pérdidas o emisiones atmosféricas; conservan la fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos naturales (pastos); disminuyen los costes de producción, permitiendo obtener una renta suficiente a los ganaderos; y evitan el uso de sustancias químicas de síntesis y de organismos modificados genéticamente (transgénicos).
La ganadería ecológica, como forma de ganadería extensiva que es, debe estar ligada al suelo, o lo que es lo mismo, disponer de tierras de pasto o cultivo para obtener en la propia unidad de producción la mayor parte de los alimentos para los animales, contribuyendo así al equilibrio de los sistemas agrícolas y utilizando recursos naturales renovables.
[2] Entre los productos derivados de este tipo de ganadería cabe destacar la carne ecológica (pollo, ternera, cerdo, cordero, etc.), la leche ecológica y los huevos ecológicos.
La ganadería ecológica se fundamenta en tres pilares básicos: En la Unión Europea existe una certificación oficial para los productos procedentes de ganadería y agricultura ecológicas, que cumplen unos requisitos concretos basados en los principios antes mencionados.
[4] Para facilitar su identificación por parte de los consumidores, existe también un sello o logotipo oficial que figura en el envasado de dichos productos, acompañado o no de otros sellos de carácter nacional o regional.