Con el transcurrir del tiempo, el territorio se siguió subdividiendo quedando la provincia aún hacia los años 1980, dentro de la jurisdicción departamental.
Sin embargo, desde aquella época, se fue previendo la necesidad de separarla del departamento por la gran inmigración que comenzó hacia 1950.
La cruzan, nombrados de norte a sur, los ríos Chillón, Rímac y Lurín.
No obstante, conserva importantes áreas agrícolas que compiten entre la urbe y el desierto, así como áreas naturales protegidas como la zona reservada Lomas de Ancón o los Pantanos de Villa.
Ejercen competencia en el territorio asignado por el consejo provincial en las funciones que se le delega.
La provincia cuenta con un solo centro poblado menor en su interior, Santa María de Huachipa.
Su vida cultural y su gastronomía hacen cada vez más llamativo el turismo propio a la metrópoli limeña, generando un flujo turístico propio que se diferencia o complementa con el turismo nacional.