Las lomas costeñas como las de Lachay serían ocupadas temporalmente durante la estación en las que ellas prosperan una vegetación y fauna propia, sustentadas por la humedad proveniente del océano.
De la época del Formativo Inferior (900-500 a. C.) son los grandes centros ceremoniales o Templos en «u», llamados así por su forma característica: cada uno de ellos está formado por tres pirámides, una principal (generalmente la más elevada) flanqueada por otras dos pirámides alargadas y menos elevadas, que le da la forma de la letra U; el conjunto encierra una plaza amplia.
Los hallazgos funerarios en las necrópolis de Ancón y Zepita evidencian una zona de influencias que llegó hasta el cauce norte del valle del Chillón, al sur.
La cerámica chancay se caracteriza por su decoración en color negro o marrón sobre un fondo crema o blanco, y debido a esta particularidad, se le conoce como Negro sobre Blanco.
Son peculiares también sus estatuillas conocidas como cuchimilcos y sus cántaros antropomorfos llamados chinas.
La zona cultural chancay fue anexada al Imperio incaico, aunque la típica cerámica Negro sobre Blanco continuó laborándose en este período (Horizonte Tardío).
Toda esa región formó parte del Corregimiento de Chancay.
Por su riqueza en «mantenimientos» y la simpatía de su población a la causa independentista, los patriotas eligieron a Chancay como el lugar adecuado para establecer los acantonamientos del Ejército libertador que arribó al Perú bajo el mando del general José de San Martín (1820).
Para las labores del campo se importó mano de obra china y luego japonesa.
En los años veinte, se produjo un auge del cultivo de algodón, impulsado por nuevos propietarios que desplazaron a los terratenientes y cancelaron el antiguo nivel rentista para invertir directamente en la producción.
En cuanto a la ganadería, se cría ganado vacuno, equino, porcino y ovino, según la zona.
Asimismo, cuenta con una hermandad la cual lleva el mismo nombre del Santo de la Escoba y fue fundado en el año 1940.