Los amorreos eran semitas occidentales que dejaron Arabia a finales del III milenio a. C. y se asentaron en el Levante mediterráneo.Se mencionan en los anales de la victoria del rey Sargón II (siglo VIII a. C.), que los derrotó en una campaña por la Arabia septentrional.Los griegos se refieren a este pueblo como Tamudaei (esdecir, "Thamud"), en los escritos de Aristóteles, Ptolomeo y Plinio.Bajo el poder de los mineos, la capital estaba en Karna (ahora conocida como Sadah).Fue el primero de los reinos árabes meridionales en desaparecer, y la lengua mineica se extinguió en torno al año 100.[9][10] La agricultura en Yemen floreció durante este período gracias a un avanzado sistema de irrigación, consistente en grandes túneles que acumulaban agua en las montañas y en pantanos.Más tarde se independizó y hacia finales del siglo I a. C. fue invadido por el expansivo reino de Himyar, pero pudo rechazar la invasión.Hadramut se anexionó Qataban en la segunda mitad del siglo II, alcanzando su máxima expansión territorial.[12] El antiguo reino de Awsan en la Arabia meridional (actual Yemen), con capital en Hagar Yahirr en el wadi Markha, al sur del wadi Bayhan, está marcado por un tell o montículo artificial, que es conocido localmente como Hagar Asfal.Según Heródoto, Cambises II no subyugó a los beduinos cuando atacó Egipto el año 525 a. C. No aparecen mencionados en la inscripción de Behistún que describe las conquistas de Darío I, pero sí posteriormente en textos tardíos, lo que sugiere que dicho rey persa conquistó esta parte de Arabia.Aunque las primeras fuentes fiables datan del 312 a. C., es posible que estuvieran asentados allí desde mucho antes.Adquirió importancia y notoriedad a finales del siglo I a. C. gracias al comercio de especias.En época sasánida la Arabia Pétrea fue una provincia fronteriza entre Roma y Persia, y desde los primeros siglos después de Cristo se vio afectada por la influencia árabe meridional, sobre todo con la emigración gasánida del siglo III.Griegos y romanos se referían a toda la población nómada del desierto de Oriente Próximo como arabi (árabes).[2] Muchos de los linajes árabes reclaman ascendencia anterior a Ma'ad apoyándose en la genealogía bíblica.[15] Existía una distinción entre los miembros por descendencia (ḥamûla) y los miembros por integración (‘ašîra), pero sabemos, por las fórmulas empleadas durante los rituales de integración,[18] que la alianza por adopción implicaba un acuerdo tan firme que no se puede disminuir o soslayar el espíritu de la solidaridad tribal en estos casos.Los templos palmiranos y nabateos seguían el modelo grecorromano, guardándose en su celda la estatua de la divinidad.Las ceremonias y los sacrificios eran llevados a cabo por sacerdotes divididos en varias categorías.Estos santuarios (haram) solían estar acompañados de un bosquecillo sagrado (hima), donde estaba prohibido matar a los animales que en él morasen.En el Hiyaz los dioses principales eran Al-lat o Alilat, diosa solar cuyo símbolo era el león, que tenía en La Meca un haram y un hima; Al-Uzza, el lucero del alba o planeta Venus matutino, que era la diosa suprema de los Coreschitas, la tribu gobernante en La Meca antes del islam, ciudad donde contaba también con su santuario e hima, y que solían ir acompañadas de Manat o Hubal.Manat era una diosa muy antigua, señora de la justicia, la muerte y el Destino.No eran religiones desconocidas por los árabes y Mahoma, ya que desde el siglo III d. C. había conversos a ellas.Comerciantes judíos se habían instalado desde finales del siglo III d. C. en el Yemen.Tales semejanzas se deben probablemente a la influencia que tuvieron los judíos recién convertidos al islam.
Inscripción sabea dirigida al dios lunar
Almaqah
; menciona cinco dioses árabes meridionales, dos reinos soberanos y dos gobernantes, siglo
VII
a. C.
Grifo del palacio real de Shabwa, capital de
Hadhramaut
.
Localización aproximada de algunas tribus importantes de la península arábiga en la época del surgimiento del islam. Algunas ciudades de la región aparecen marcadas con círculos.