Sin embargo, nunca ha podido ser encontrado en los archivos españoles documento alguno (civil, militar o eclesiástico) que avale esta afirmación.
Durante esa larga estancia hizo amistad con Francisco Martínez Vegaso adelantado y prestamista español al servicio de los Welser.
Además la autorización no involucró apoyo económico de las cajas reales, pues era costumbre que los conquistadores se financiasen por su cuenta.
Ni siquiera permitió confesar al insurrecto y le hizo ahorcar sumariamente por traición, continuando sin más la marcha.
Aunque es difícil dar crédito a este prodigio, al menos en los términos descritos por el valioso cronista, lo cierto es que desde entonces ese lugar hasta hoy se llama Aguada de Doña Inés.
Pocos días después las fatigas del Despoblado terminaban, si bien «perecieron muchas personas de servicio así indios como negros».
esperó hasta el día de Santa Lucía en que debía cruzar por sincretismo religioso para ocupar la explanada solsticial.
Su camino sin embargo, pasaba irremediablemente por el asesinato del Gobernador, ya que este no permitía a nadie abandonar la colonia.
[10] Tras este segundo intento de darle muerte, Valdivia no tenía alternativa sino proceder en la forma resuelta como lo hizo.
Decidió entonces partir con noventa soldados, «a dar en la mayor» de esas juntas, la del Cachapoal, «porque rompiendo aquellos, los otros no tuviesen tantas fuerzas».
A los de Aconcagua ya los había derrotado en su propio fuerte, y habrá estimado que podía resistirlos un contingente no muy grande, bien guarecido en el pueblo.
Ya en 1540, cuando su expedición se acercaba al valle del Mapocho, los indios contaban haber divisado una nave en las costas de Chile.
Pero sus fuerzas eran todavía insuficientes para lanzarse a esas comarcas densamente pobladas y hacer efectiva la posesión proclamada por sus exploradores.
Era por tanto indispensable la venida de más soldados si bien, como ya se sabe, «no llevando oro era imposible traer un hombre».
[16] Mientras instalaban campamento bajo la luna llena, de pronto sintieron «tantos alaridos y estruendos que bastaban para aterrar a la mitad del mundo».
Con todo, no fue la retirada española la circunstancia más relevante de aquella primera jornada en tierra araucana, sino un hecho en apariencia intrascendente.
Pasó otro año más durante el cual, aunque devorado por la impaciencia, se mantenía optimista: aumentó las siembras para recibir a los refuerzos que confiaba arribarían en cualquier momento.
Consternados por lo que consideraban un despojo inaceptable, los encomenderos de ese país aclamaron como caudillo a Pizarro y se declararon en rebeldía.
Sin embargo, casi junto con Pastene llegó por tierra Diego de Maldonado, informando que Gonzalo Pizarro, resuelto y ambicioso, preparaba su ejército en Cuzco para enfrentar al enviado del Rey.
Para decepción del que pretendía ser Gobernador de Chile sin embargo, La Gasca le llamó solamente capitán Valdivia.
Pero tanta era su avidez de sumar todo recluta posible para someter el sur del país, que no medía consecuencias.
[12] No tardó en llegar esta información al Virrey La Gasca, que acaso pudo dejarla pasar, por el crédito obtenido por Valdivia en Xaquixahuana, y «porque convenía descargar estos reinos de jente».
Valdivia se contuvo, comprendiendo que debía volver obediente «para no perder lo servido»; su proyecto dependía de ello.
Debía este enrolar cuanto soldado pudiese entre los muchos que allá, sabía Valdivia, no se sentían bien recompensados con encomiendas por sus servicios al Rey en la guerra civil.
Implacable, Aguirre acorraló y ajustició a los caciques rebeldes, que se habían refugiado en el Valle del Límarí.
En enero de 1550 inició una nueva campaña hacia el sur siguiendo la ruta que había tomado tres años atrás.
Tal fue su efectividad que se encerraron en el fuerte, enviando un aviso a Valdivia sobre la extrema gravedad de la situación.
Sin embargo, apenas bajaban las espadas cuando irrumpió un nuevo escuadrón indígena; rearmaron líneas y volvieron a dar carga con la caballería.
[28] Finalmente extrajeron a carne viva su corazón para devorarlo entre los victoriosos toquis, mientras bebían chicha en su cráneo, que fue conservado como trofeo.
[cita requerida] El cacique Pelantarú lo devolvió 55 años después, en 1608, junto al del gobernador Martín Óñez de Loyola, muerto en combate en 1598.
Aguada Doña Inés
:
Mariño de Lobera
insinúa su hallazgo como milagro.
Vivar
sin embargo no lo menciona en su detallada crónica del paso por el desierto de Atacama. Por su parte
Barros Arana
escribió en 1873: «El pozo o vertiente que hoy lleva el nombre de doña Inés y que produce todavía un poco de agua, es probable que sea el mismo a que se refiere Mariño, aunque seguramente este, arrastrado por la pasión de lo maravilloso que dominaba a los conquistadores españoles, haya exagerado la importancia del trabajo mandado hacer por Inés Suárez, la cual quizá no hizo otra cosa que descubrir una vertiente natural».
[
12
]
La fundación de Santiago
, óleo de
Pedro Lira
(1888). La obra muestra a Pedro de Valdivia en la cima del
Huelén
, señalando hacia el centro del lugar escogido para fundar la ciudad, la actual
Plaza de Armas
, el 12 de febrero de 1541. Atrás se aprecia el
río Mapocho
, y al fondo el
cerro El Plomo
, la cumbre andina más alta del valle.
Monumento a Pedro de Valdivia en el
Cerro Santa Lucía
en el lugar exacto donde fue fundada la ciudad de
Santiago de Nueva Extremadura
.
Monumento a Pedro de Valdivia en la
plaza de Armas de Santiago
. Estatua en bronce realizada por el español
Enrique Pérez Comendador
.
Sostiene el conquistador en su mano derecha el rollo del acta de la fundación de Santiago, y apoya la izquierda en la espada, símbolo de justicia. En la metáfora del artista, el robusto caballo sin riendas es Chile, que camina al futuro por su cuenta a partir de la obra del fundador.
El
apóstol Santiago
defendiendo la ciudad de
Santiago de la Nueva Extremadura
. En
Histórica Relación del Reino de Chile
, por el P.
Alonso de Ovalle
de la
Compañía de Jesús
. Roma, 1646.
Grabado basado en la
Crónica
de
Mariño de Lobera
:
[
16
]
«
Michimalonco
mandó que mientras todos bebían un poco para entrar con más esfuerzo, fuesen a la ciudad algunos espías para contar los españoles que en ella había, deseando saber si había algunos menos de los treinta y dos de a caballo y diez y ocho de a pie, habiendo muerto alguno en la batalla. Los espías contaron a los españoles uno a uno muchas veces, y hallaron siempre ser treinta y tres los de a caballo. Fueron con esta relación al general Michimalongo, el cual hizo burla de ellos, diciendo que debían estar embriagados y que él no pretendía saber si los de a caballo eran más de treinta y dos, sino si eran menos, pues no haber más era cosa muy cierta, y que a todos constaba sin duda alguna. Y tornando a enviar otros espías le dieron la misma relación que los primeros, lo cual hicieron otros muchos indios que envió diversas veces concordando todos en que los de a caballo eran treinta y tres, lo cual, había también notado
Francisco de Villagrán
al tiempo de la batalla, por lo cual se tuvo por cosa cierta, como lo fue, que aquel caballero que allí estaba demás de los treinta y dos conocidos era el glorioso Apóstol Santiago, enviado de la
divina Providencia
para dar socorro al pueblo de su advocación, que invocaba su santo nombre».
Expedición marítima de
Juan Bautista Pastene
en las naves
San Pedro
y
Santiaguillo
.
En el título extendido a Pastene en 1544, Valdivia le ordena llegar «
hasta
el
Estrecho de Magallanes
», seguramente sabiendo que su
descubridor
lo había ubicado más allá de la latitud 50°S. Sin embargo, Pastene se detuvo en la latitud 41°S Es posible que el marino, que según el mismo Valdivia era «persona de mucha honra, fidelidad y verdad», haya tenido a la vista algún documento oficial que indicaba que el territorio asignado a Valdivia llegaba solo hasta el paralelo 41°S. Al menos la concesión que le hizo el virrey
La Gasca
con posterioridad a esta exploración, en 1547, señalaba al Gobernador una extensión entre
Copiapó
y el grado 41 de latitud austral.
En carta a
Carlos V
escrita un año después del viaje de Pastene, Valdivia se cuida de hacer un cambio sutil al referirse a la orden dada al navegante. Dice: «le envié a descubrir esta costa
hacia
el Estrecho de Magallanes».
Acompañaron a Pastene el tesorero
Jerónimo de Alderete
, el capitán
Rodrigo de Quiroga
, el escribano Juan de Cárdenas, Diego Osorio de Cáceres, Antonio Farabarano, Juanes de Mortedo, Juan Ellas, el capitán Pedro Esteban, y Antonio Venero.
Hipótesis sobre el lugar de la
Batalla de Quilacura
y los trayectos de la primera expedición de Valdivia al sur del
río Itata
. Según la
Crónica
de
Jerónimo de Vivar
, Quilacura se encuentra a 13
leguas
al sur del puerto de mar.
Al cruzar el Itata, los castellanos probablemente comenzaron a buscar el
Biobío
y la bahía de
Penco
, cuya latitud sin duda les señaló
Pastene
. El lugar era ideal para establecer una ciudad, pero sorprendidos por la hostilidad
mapuche
, debieron retirarse.
febrero de 1546.
Viaje de Valdivia al Perú y lugar de la Batalla de Xaquixahuana el 9 de abril de 1548. Xaquixahuana o Jaquijahuana es hoy conocida como Pampa de Anta, en la
provincia de Anta
del
departamento de Cuzco
.
Límites de la Gobernación de Pedro de Valdivia. El 23 de abril de 1548 el virrey del Perú
Pedro de la Gasca
extendió en
Cuzco
la cédula que le otorgaba en nombre del
rey de España
el título de
Gobernador y Capitán General de la Nueva Extremadura
. El documento establecía los siguientes límites; «Desde
Copiapó
que está en 27.º de la línea equinoccial hasta la parte sur, hasta cuarenta e uno de la dicha parte, procediendo norte sur derecho por meridiano, e de ancho entrando de la mar a la tierra hueste leste cien
leguas
». Valdivia pidió que su territorio llegara hasta el
Estrecho de Magallanes
, pero La Gasca se negó. Más tarde lo solicitó a
Carlos V
por intermedio de su embajador
Gerónimo de Alderete
. El monarca accedió cuando Valdivia ya había muerto.