Divina providencia

Divus fue muy conocida en la época romana, los emperadores se veían a sí mismos como la herramienta de Deus (Dios) que hacen su voluntad en la Tierra, inclusive algunos llevaban el título Divi filius (Divino Hijo).

Aunque con ello el filósofo de Atenas, como fue propio del mundo griego precristiano, no expresa la idea de la providencia, sino del Destino: una instancia suprema impersonal, cuyo designio irrevocable pesa sobre todo lo que existe, incluidos los dioses y los hombres.

En los siglos II y III, y bajo el influjo de las doctrinas orientales, esta creencia se generaliza: las monedas del Imperio romano en esta época solían incluir el lema Providentia deorum («los dioses tienen cuidado de nosotros»).

Los antepasados fallecidos de los Himba están subordinados a él, actuando como intermediarios entre Dios y la humanidad.

El odinanismo tiene atributos monoteístas y panenteístas, teniendo un solo Dios como la fuente de todas las cosas.

El triunfo de la divina providencia.
Fresco del palacio Barberini. Roma .