Asimismo, impartió justicia en nombre del rey incluso fuera de Galicia.
En ese momento el liderazgo en Galicia de Pedro Froilaz es total y sin intermediarios.
Tropas castellanas, leonesas y aragonesas mandadas por Alfonso el Batallador invadieron Galicia, venciendo en Monterroso al ejército gallego de Pedro Froilaz.
La violencia de las tropas del aragonés le restó apoyos en Galicia.
Arias Pérez, sin embargo, estaba solo y tuvo que pactar la liberación del rey niño a cambio de su propia libertad.
Pedro Froilaz fue hecho prisionero y tuvo que pagar un rescate por su libertad.
Roto definitivamente el matrimonio entre la reina castellana y el rey aragonés, los Traba sabían que, para asegurar la sucesión de Alfonso Raimúndez en todos los reinos de la Corona leonesa, era preciso entenderse con Urraca.
Gelmírez tuvo que huir disfrazado, ascendiendo por los tejados de la sitiada catedral.
La rebelión compostelana semejaba triunfar, hasta que las tropas de Pedro Froilaz aparecieron por el Monte Pedroso, amenazando con entrar a sangre y fuego en la ciudad.
Las consecuencias no se harían esperar: Urraca reconoció plenamente los derechos sucesorios de Alfonso Raimúndez.
En este período se produce una especie de cogobierno en Galicia entre Alfonso Raimúndez y su madre Urraca.
Esta posición de supremacía seguía resultando incómoda para Urraca, que intentó un golpe encarcelando con engaño a Pedro Froilaz en 1123.
El hijo de Urraca se opuso a este encarcelamiento con contundencia, hasta que consiguió su pronta liberación.
Por fin el conde de Galicia y mayordomo real del rey gallego vio a Alfonso VII coronarse también en León.
Cuando la comunidad femenina fue expulsada, debido a la política auspiciada por Roma de acabar con los conventos dúplices, se opuso con vehemencia y destituyó al abad y se dirigió a la sede papal, la que ordenó a Diego Gelmírez resolver la situación reconociendo los derechos de Pedro Froilaz y la vuelta de las mujeres.
[26][e] La filiación de Fernando Pérez Captivo ha sido aclarada por la medievalista Inés Calderón Medina que, basándose en la documentación medieval, propone que Fernando Pérez Captivo fue hijo de Pedro Peláez.