Catedral de Mondoñedo

Recibe el sobrenombre de la "Catedral arrodillada" por sus perfectas proporciones y escasa altura.

[1]​ A mediados del siglo IX, un conjunto de monjes se asentó junto al Cantábrico.

Alfonso III de Asturias dio su beneplácito al asentamiento configurando en cierta forma la nueva diócesis.

En el interior se encuentra el Museo de arte sacro, disponiéndose sus obras en las naves laterales del templo.

En este siglo también se construyó la girola y finales del mismo la sacristía.

La sillería del coro, tallada en madera de nogal, pertenecen igualmente a este estilo.

En el centro existe un cruceiro gótico, que probablemente pertenecía al primitivo claustro.

Vista general del interior