Este templo estaba proyectado para un nuevo barrio que se levantaba en la ciudad de Ferrol.
Se le dio este título y no el de catedral porque en su misma diócesis ya había una, la Catedral de Mondoñedo.
Está cubierto por una gran cúpula, que no es visible desde el exterior.
Tiene capillas laterales y la fachada principal flanqueada por dos torres rematadas por cúpulas.
La portada repite modelos compositivos propios del manierismo.