Dicha información puede clasificarse en sociológica, gastronómica, meteorológica, agrícola o agronómica, histórica, literaria, zoológica, cinegética, toponímica, lingüística, lexicográfica, religiosa, etcétera.
[3] Otros estudiosos señalan su origen culto derivado quizá del discurso, sermón o apología construido en las diversas lenguas vernáculas ya durante la Edad Media.
Blasco de Garay publicó en ese mismo siglo xvi una extensa carta «escrita en refranes».
A pesar de su importania, esta obra permaneció inédita hasta principios del siglo XX, circulando, no obstante, en versiones manuscritas.
[10] José Gella Iturriaga estudió el refranero del mar y el alusivo a temas italianos.
Gabriel María Vergara Martín compiló los refranes referidos al clero en Cantares, refranes, adagios referentes a curas, monjas, frailes y sacristanes, publicado en Madrid en 1929 bajo el seudónimo de “Ganevar”, así como una serie de publicaciones sucesivas dedicadas a los refraneros geográficos, que culminaron en Refranero geográfico español (1936).
Publicada por la Asociación Cultura Independiente en colaboración con el Instituto Cdrvantes, se trata de la primera revista española y la segunda del mundo dedicada a esta temática.