Forman bebida de cebada; tienen poco vino, y el que llega lo consumen luego en convites con los parientes.
son conquistados todos los pueblos Cántabros y Astures del norte de la península.
También en la trashumancia hunde sus raíces una tradición que se venía celebrando en Oville ininterrumpidamente desde hacía siglos: las machorras.
Así se preparaban platos como la caldereta, las patatas con carne, el arroz con casquería y la tradicional chanfaina.
En Oville la chanfaina se prepara principalmente con pan, agua, pimentón, hígado de la oveja, aceite y especias.
Oville coincidió entre ambos frentes durante los dos primeros años de la guerra civil española por la importancia estratégica que suponía en las comunicaciones con Asturias.
Al producirse la toma y posterior destrucción del pueblo muchos vecinos emigraron a la ciudad o se instalaron provisionalmente en pueblos de los alrededores como Boñar, Valdecastillo, Cerecedo o Felechas ayudados por la generosidad de sus gentes.
Como consecuencia de la fuerte defensa republicana, los duros enfrentamientos entre ambos bandos se alargaron durante meses.
Las tropas republicanas en su huida hacia Asturias incendian el pueblo intentando retrasar el avance de los sublevados y Oville queda arrasado por las llamas.
A pesar de las enormes dificultades la mayoría de los vecinos deciden reconstruir con esfuerzo y sacrificio sus antiguas casas, algunos otros inician su vida en localidades vecinas y los más jóvenes construyen nuevas casas avanzando hacia la zona alta del pueblo.
Se proyectaron casas, escuelas, edificios, iglesias, carreteras... para muchos pueblos de la Montaña Leonesa pero Oville nunca recibió ayuda y fueron los vecinos quienes en su regreso al pueblo finalizados los combates volvieron a reconstruirlo.
Por otra parte, la iglesia parroquial está enclavada en un alto y en época de invierno presenta gran dificultad el desplazamiento del vecindario para poder cumplir sus deberes religiosos.
MARTINEZ GARCIA (1981) señala que la Formación Oville podría representar solamente el Cámbrico Medio.
La parte basal, formada por las típicas pizarras verdes, se apoya con un contacto neto sobre las calizas nodulosas bioclásticas y glauconíticas del Miembro Superior de la formación Láncara.
Cada año, en torno al 26 de junio, se celebra una romería hasta la ermita que está a varios kilómetros del pueblo para realizar una misa y una comida en su honor.
Por sus reiteradas negativas sufrió martirio, que -descrito lúgubremente en el santoral- fue por desmembramiento mediante tenazas de hierro.
Después fue despedazado y sus restos echados al Guadalquivir el 26 de junio del año 925.
Muchas localidades españolas y una colombiana han recibido el nombre de San Pelayo.
Los vecinos del pueblo, liderados por el párroco de Oville en aquellos años, Don Carlos Santos Vega, reconstruyeron el templo con trabajo, unión y generosidad como apunta la placa que está instalada en el pórtico de la iglesia desde su reinauguración en 1.982.
En el flanco izquierdo, al norte, está el cementerio del pueblo, según la costumbre tradicional cristiana.
Los vecinos de Oville demostraron grandes habilidades para la cantería y los oficios de la construcción seguramente debido a que ya se vieron obligados a reconstruir todo el pueblo tras haber sido también incendiado durante la guerra.
"Forada" significa horadada, abertura más o menos redonda, y "sarrón" bien puede hacer referencia a "serrón", a una sierra, de tal forma que el nombre del principal arroyo de Oville puede tener un origen toponímico que hace referencia a cómo el curso del arroyo va horadando el valle hasta verter sus aguas al río Porma ya en Remellán.
Dejando el bosque a la derecha seguimos ascendiendo sin perder de vista los monolitos hasta la cima.
Oville siempre ha sido un pueblo con un profundo sentido de pertenencia y un marcado espíritu vecinal.
Su abandono fue aprovechado por algunos vecinos del pueblo que recuperaron las piedras de mampostería, maderas, engranajes, rodezno y muelas.
Una mañana un importante empresario leonés con empresas mineras intentó expoliar los últimos restos del molino con un camión y una pala excavadora pero los vecinos del pueblo salieron a su encuentro bloqueando el paso e impidiendo que fueran cargadas al camión.
Este suceso sirvió como estímulo a los vecinos para recuperar todos los restos del viejo molino y reconstruir el lugar para conservar su patrimonio y dejarlo en herencia de las generaciones futuras, realizando ellos mismos las obras en "hacendera".
En cuanto a la vegetación observamos encinas, pinos silvestres, álamo negro, manzanos, perales, cerezos, nogales, castaños, hayas, acebos, tejos, avellanos, manzanilla, tomillo, orégano, té, arándanos, brezo, urz y espino albar.
Las gentes de Oville hasta finales del siglo XX vivían en una economía de subsistencia produciendo prácticamente todo lo que necesitaban; carnes con el ganado doméstico (vaca, cabra, oveja, cerdo, gallina, conejo, pavo, etc.), leches y derivados lácteos como quesos, natas, mantequillas de vaca, oveja y cabra, harinas de cereales como el centeno, el trigo o la cebada, legumbres como los fréjoles, los garbanzos, los titos, los arvejos y las lentejas, huertos para los tomates, cebollas, ajos, calabacines, puerros, lechugas, etc., huevos de gallinas, perdices y codornices, artesanía para jabones, aperos de labranza, herramientas, menaje, muebles, lana para jergones y textiles, canteras para minerales, carbón, piedra, arcilla y barro, grijos, mampostería, madera para combustible, carbón vegetal, edificaciones, carros, etc.
La inmensa mayoría de lo que se producía era consumido en el pueblo y si sobraba algo era para cambiar por otros productos necesarios.