Era hijo del césar Probo, quien fue emperador durante seis años (de 276 a 282).
Pero admirador del valor y la resignación de aquellos fieles, se convirtió a su religión, tras lo cual se casó con Santa Natalia de Nicomedia, también cristiana.
El emperador Licinio decretó su persecución, en la que fue apresado y torturado para hacerle renegar de su fe.
Fue sometido a terribles tormentos en Nicomedia, donde finalmente sería decapitado.
Su esposa veló su cuerpo en Constantinopla hasta su propio fallecimientos.