Neoescolástica

Algunas veces, la neoescolástica ha sido denominada neotomismo, en parte porque fue Santo Tomás de Aquino quien dio forma final a la escolástica en el siglo XIII y, en parte, porque tomó fuerza la idea de que solamente el tomismo podía infundir vitalidad a una escolástica del siglo XX.

En la primera mitad del siglo XX, se crearon importantes escuelas neotomistas, entre las cuales destacan las de Lovaina (Bélgica), Laval (Canadá), Washington (Estados Unidos) y Milán (Italia).

A finales del siglo XIX, la neoescolástica ganó espacio entre los católicos contra otras visiones, tales como el ontologismo, el tradicionalismo, el dualismo de Anton Günther y el pensamiento cartesiano.

Así, adoptan una actitud defensiva y desafiante frente a los «errores» de la modernidad, contra la cual erigen el tomismo como un bastión infalible.

La escuela crítica tiende a subrayar las debilidades del tomismo y considera algunas de las 24 tesis solo como probables.

La neoescolástica busca restaurar las doctrinas orgánicas fundamentales encarnadas en la escolástica del siglo XIII.

El triunfo de Santo Tomás de Aquino , pintura de Benozzo Gozzoli , conservada en el Museo del Louvre .