En muchos de sus escritos intentó mostrar que el conocimiento científico y el propio de la fe no se contradicen y guardan entre ellos una armonía fundamental.
Así, sus estudios le llevaron a sostener que la moderna cosmovisión científica aporta poderosos apoyos al teísmo, tesis que defendió en sus libros, entre los que destaca La mente del universo.
En su libro Galileo y el Vaticano, basado enteramente en material de archivo inédito y escrito junto con Melchor Sánchez de Toca, describió la historia y el trabajo de la Comisión Pontificia creada para el estudio del caso Galileo Galilei.
El libro, acabado poco antes de morir, se publicó póstumo en 2008.
Escribió también libros divulgativos como Las fronteras del evolucionismo, Ciencia, razón y fe y El hombre a la luz de la ciencia.