Su relación con el mar provenía de su padre, quien había sido marinero.
La mayor de los siguientes treinta y dos años los pasó en la marina mercante, aunque en 1622 se enroló voluntario en el ejército como artillero, pero a los pocos meses regresó a la marina mercante[1].
Durante su experiencia como marinero fue herido en la cabeza y hecho prisionero por corsarios españoles en el golfo de Vizcaya.
Pudo escapar de sus captores con otros dos marineros y regresó a casa por tierra, atravesando Francia[1].
Por aplicación, buena conducta y coraje fue ascendiendo hasta llegar a ser capitán de su propio barco.
Su esposa fue Neeltje Engels y en 1637 dio a Michiel su primer hijo, Adriaen, quien moriría en 1655.
Pronto surgieron conflictos entre las Provincias Unidas y Portugal en las colonias por lo que la escuadra que mandaba De Ruyter regresó en 1642 y él decidió reintegrarse a la marina mercante[3].
El año anterior, Inglaterra había firmado la Primera Acta de Navegación, que discriminaba las exportaciones neerlandesas.
Las Provincias Unidas decidieron crear una gran armada y reclutar a todos los marineros capaces.
La batalla terminó con su victoria y destruyó parte de la flota enemiga[4].
En 1653 participó en tres batallas en las que ocupó la retaguardia de la flota neerlandesa.
Esta acción provocó que en enero de 1665 las Provincias Unidas declararan la guerra a Inglaterra[6].
Michiel de Ruyter estaba ausente durante la batalla ya que antes de comenzar la guerra se había embarcado en una expedición que le llevaba por el Mediterráneo, América y África.
Su primera acción fue escoltar a un convoy de la Compañía de las Indias Orientales que partió desde Bergen, para lo que se posicionó en el estuario del Támesis para salvaguardar la flota mercante.
La circunstancia fue aprovechada por la flota inglesa que poco después quemó 150 barcos mercantes neerlandeses[7].
La ofensiva francesa fue fulgurante y solo la apertura de los diques pudo detener el avance invasor.
El anochecer detuvo la batalla de Solebay, en la que los neerlandeses infligieron duras pérdidas a los anglo-franceses.
La salida al mar de una gran flota inglesa que rompió el bloqueo hizo cancelar todas las operaciones planeadas.
Las condiciones desfavorables continuaron hasta el 14 de junio cuando la flota neerlandesa dio comienzo a la Segunda batalla de Schooneveld, que se produjo mientras la flota anglo-francesa intentaba regresar a la costa inglesa[13].
Como el Imperio Español se unió a la guerra con las Provincias Unidas se decidió mandar una flota al Mediterráneo para apoyar a la flota española en la defensa de Sicilia contra una posible invasión francesa.
De Ruyter pudo penetrar en la vanguardia francesa pero Francisco de la Cerda no apoyó convenientemente el ataque, por lo que el ala izquierda francesa envolvió la vanguardia que se encontró entre dos fuegos.