Por él se dio fin a la segunda guerra anglo-neerlandesa entre Inglaterra y las Provincias Unidas (1665-1667), al tiempo que las fuerzas de Luis XIV comenzaban a invadir los Países Bajos Españoles, pero dejaba sin resolver muchas disputas territoriales.
Era, por lo tanto, un típico tratado rápido uti possidetis.
En las últimas fases de la guerra habían prevalecido los neerlandeses.
El almirante de Ruyter virtualmente controlaba los mares alrededor de la costa sur de Inglaterra, siguiendo a su exitoso incursión en el Támesis (ataque de Medway), y su presencia animó a los comisionados ingleses a pedir la paz rápidamente.
[1] Mediante este tratado Inglaterra y los Países Bajos se intercambiaron el territorio norteamericano de los Nuevos Países Bajos (actualmente los estados de Nueva York y Nueva Jersey) por el territorio de Surinam, en las Guayanas, además de otros asentamientos.