La mayoría son inscripciones reales de los reyes aqueménidas, particularmente Darío I (522-486 a. C.) y su hijo Jerjes.
No se conserva ningún texto simple dedicado a la crítica literaria de la Persia preislámica.
Sin embargo, algunos ensayos en Pahlavi como Ayin-e name nebeshtan y Bab-e edteda’I-ye de Kalile va Demne se consideran crítica literaria.
Aunque inicialmente la conquista árabe produjo la islamización de la cultura, durante los califatos Omeya y principio del Abasí, los persas retomaron su lenguaje literario.
Tan fuerte es la aptitud persa para versificar expresiones que uno puede encontrar poesía en casi todas las obras clásicas, incluyendo literatura, ciencia o metafísica.
Los representantes principales de este lirismo son Asjadi, Farrojí Sistaní, Onsorí, y Manuchehrí.
Después del siglo XV, tuvo lugar el estilo indio de la poesía persa, a veces llamado Isfahaní o Safaví.
El Qabusnama (Espejo del príncipe), la famosa obra de Shams al-Mo'ali Abol-hasan Ghaboos ibn Wushmgir es muy estimada entre la literatura persa.
La obra de crítica literaria persa más antigua que se conserva es Muqaddame-ye Shahname-ye Abu Mansuri, escrita en el período samánida.
[5] Durante el reinado del califa Harún al-Rashid en el siglo VIII, la ciudad de Bagdad era un centro cosmopolita económica y culturalmente importante, frecuentada por mercaderes del Imperio persa, China, India, África y Europa.
Recién en 1832 el ejército británico forzó al subcontinente indio a manejar sus negocios en idioma inglés.
La poesía persa de hecho floreció en estas regiones mientras la literatura pos safávida se estancaba en Irán.
Poetas famosos del sur asiático como Amir Josrow Dehlavi y Muhammad Iqbal de Lahore encontraron muchos admiradores en el mismo Irán.
Posiblemente el poeta persa más popular de los siglos XIX y XX fue Omar Jayyam (1048-1123), cuya Rubaiyat fue traducida libremente por Edward FitzGerald en 1859.
Las traducciones incluyen obras –entre otros– de Farid al-Din Attar, Rumi, Ferdousí, Omar Jayyam, Saadí y Sanaí.
Influenciado por los escritos del místico sueco Emanuel Swedenborg, le atrajeron especialmente los aspectos religiosos sufíes de la poesía clásica.
Más recientemente Rumi, Hafiz y Fajruddin 'Iraqi están disponibles en traducciones de Ashk Dahlén, investigador en estudios iraníes, quien ha hecho conocer la literatura persa a una amplia audiencia en Suecia.
Dehjodá, por ejemplo, usó una forma tradicional poco conocida, el mosammat, para la elegía por la ejecución de un joven periodista.
Saraj’ul Ajbar jugó un rol relevante en el periodismo, y posibilitó un nuevo canal literario abierto para que la poesía explorase vías de expresión con mayor compromiso social.
Tres de los poetas más prominentes en Afganistán en esta época fueron Ghary Abdullah, Abdul Hagh Beytat y Jalil Ullah Jalili.
El primer libro de poesía moderna se publicó en 1957, y en 1962 apareció en Kabul una colección del mismo estilo.
El primer grupo que se dedicó al estilo moderno estaba integrado, entre otros, por Mahmud Farani, Baregh Shafi’i, Solyman Layegh, Sohail, y Ayeneh.
Otras figuras notables fueron Ustad Behtab, Leila Sarahat Roshani, Sayed Elan Bahar y Parwin Pazwak.
Aunque los escritores afganos no se han probado aún en la escena internacional como los iraníes, tienen sin embargo un futuro promisorio.
Algunos poetas fueron meros imitadores, y se puede apreciar fácilmente len sus obras la incidencia de autores foráneos.
Los exponentes más relevantes de la literatura persa en el país son Golrojsar Safi Eva[11] Mo'men Ghena'at,[12] Farzaneh Joyandíandi[13] y Layeq Shir-Ali.
Ya en el siglo XX, los especialistas más relevantes han sido: Allameh Dehjodá, Badiozzamán Foruzanfar, Mohammad Taqí Bahar, Yalal Homaí, Mohammad Moín, Said Nafisí, Parviz Natel Janlarí, Sadeq Hedayat, Ahmad Kasraví, Abdolhosein Zarrinkub, Shahroj Meskub y Hamid Dabashi.
Otro crítico, Ahmad Kasraví, autoridad de experiencia literaria, atacó a los poetas y escritores cuya obra sirvió al despotismo.
[15] La crítica literaria contemporánea alcanzó su madurez con Sadeq Hedayat, Ebrahim Golestán, Hushang Golshirí, Abdolhosein Zarrinkub y Shahroj Meskub.
[17] Jalal Homaei, Badiozzaman Forouzanfar y su alumno, Mohammad Reza Shafiei-Kadkani son otras figuras notables que han editado un número de relevantes trabajos literarios.