A los 20 años fue admitido en la recién abierta escuela de Ciencias Políticas del Ministerio de exteriores, donde aprendió francés, se familiarizó con ideas modernas y comenzó a enseñar literatura persa.
A su regreso a Irán en 1905, el país vivía un ambiente pre revolucionario en la que Dehjodá se implicó como redactor principal del semanario crítico Sur-e Esrâfil («La Trompeta de Israfel»), que desempeñó un papel fundamental en el movimiento constitucionalista con su crítica de la corrupción y el despotismo monárquicos y de la ideología del clero tradicional.
Dehjodá, al igual que otros intelectuales liberales, hubo de exiliarse a Europa.
Al comenzar la Primera Guerra Mundial, los rusos invadieron el norte de Irán.
Su nombre fue planteado en el debate de la época sobre monarquía o república, como candidato a la presidencia.
Terminada la contienda, el parlamento impulsó el proyecto proporcionando el personal y los medios necesarios, estableciendo un organismo que incluía a un equipo de lingüistas y cuya sede era el domicilio del propio Dehjodá.
En sus testamentos, Dehjodá legó a Moín todas sus fichas y el trabajo que quedaba por realizar.