[4] Sin embargo, en su propio libro el economista se declara gradualista, por no poder haber aplicado políticas más liberales o de shock por la intensa guerrilla que se vivía y que ponía la paz social en peligro.[5] Por otro lado, la consideración de una política más moderada y sin reformas profundas, coincide con Videla que también describió a su gestión económica como condicionada por la guerrilla.Numerosos huelguistas fueron secuestrados, sometidos a simulacros de fusilamiento, y otros asesinados.En esa oportunidad el ministro señaló que, en el corto plazo, el programa económico debía dominar lo que llamó «los tres incendios»: la inflación, la deuda externa y la recesión (o sea, la caída de los niveles de producción).El fracaso del esquema antiinflacionario enfrentó al equipo económico con los límites que la realidad imponía a las medidas automáticas de estabilización ordenada a partir del libre juego de la oferta y demanda no resultaba suficiente para eliminar las presiones inflacionarias.Desde entonces, y en contradicción con los principios que proclamaban, fue cada vez mayor la intervención del Estado para estabilizar el mercado.Con el proclamado objetivo de atraer las inversiones extranjeras que debían reactivar la economía del país, el equipo económico se propuso crear un mercado de capitales que resultara atractivo a los inversores extranjeros.Además, creaba amplias facilidades para la instalación de nuevas entidades bancarias y financieras.Sin embargo, en ese período la inflación aumentó mucho más que la devaluación programada, de modo que el peso siguió sobrevaluado y el retraso de la paridad cambiaria afectó al sector exportador.Desde Margaret Thatcher, Lord Carrington al secretario del Foreign Office y el subsecretario Nicholas Ridley.[23] Para 1980 la producción industrial había reducido un 10 % su aporte al PBI, y en algunas ramas como la textil, la caída superó el 15 %.Los primeros sospechaban que algunos de los nuevos bancos no estaban operando según las normas y las regulaciones vigentes.Durante todo 1980, utilizó una gran parte de las reservas en devolver los depósitos garantizados a los clientes de las entidades quebradas o intervenidas y también adelantó fondos a las que entraban en crisis por los temores del público que retiraba sus ahorros.Llevaría adelante la causa durante 18 años, fundando el Foro Argentino de la Deuda Externa para promoverla.En 1990 publicó en forma de libro su alegato con el título Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron.Si bien este fallo calificó con carácter de sentencia firme a la deuda externa como "ilegítima y fraudulenta", no se tomó medida alguna para remediar la situación (en contra de lo previsto por el Código Procesal) y tan solo se dispuso enviar copia de su sentencia al Poder Legislativo para que se encargase del tema.Durante la etapa posterior al fin del Proceso, debió cerrar su estudio privado por las protestas en su contra.Por tal maniobra, fue citado a declarar junto a otras personalidades que también efectuaron tales extracciones, por la jueza federal María Servini de Cubría, siendo acusado por el delito de defraudación al Estado.En 1989 fue indultado mediante el decreto 2745/1990 del presidente Carlos Saúl Menem, quedando cerrada la causa.[26] En la misma causa están acusados Videla y el ex ministro del Interior, Albano Harguindeguy.En relación con la llamada Causa Guthein hubo prisión preventiva para Martínez de Hoz cuando la Corte Suprema resolvió declarar improcedente el recurso extraordinario deducido por su defensa, en la causa en la que se le procesó por el secuestro extorsivo de los Guthein.En el marco de esa misma causa, Jorge Rafael Videla y Albano Harguindeguy también fueron condenados.Los tres habían resultado beneficiados con el indulto 2741 firmado en 1990 por el entonces presidente Carlos Menem, y anulados más tarde por la Justicia federal en junio de 2006.