Según los hallazgos, los primeros habitantes de Lipari se establecieron en los altiplanos del "Castellaro Vecchio".En el cuarto milenio a. C. surgió el primer núcleo habitado, construido en la roca del Castillo de Lípari.Para ello, armaron una poderosa flota, con la que obtuvieron numerosas victorias y se aseguraron la supremacía en el mar.En 427 a. C., durante la primera expedición ateniense a Sicilia, conducida por Laques, los liparienses estrecharon una alianza con los siracusanos, quizás por su común origen dórico.Pero su supremo magistrado, Timasiteo les obligó a restituirla, por tratarse de una obra sagrada dedicada al dios Apolo, que los liparienses veneraban.Después, Lipari cayó bajo el yugo cartaginés, situación en la que se encontraba cuando estalló la primera guerra púnica.Por sus excelentes puertos y por su posición de alto valor estratégico, el archipiélago se convirtió en una mejores estaciones navales cartaginesas.En el año 262 a. C. el cónsul romano Cneo Cornelio Escipión, confiando en que podía adueñarse de Lípari con cierta facilidad, quedó bloqueado por Aníbal, quien consiguió capturarlo con toda su escuadra.Lípari fue conquistada por los romanos en el año 252 a. C. Arrasada con cruentas matanzas, perdió junto a la independencia la prosperidad económica.Las islas Eolias tuvieron una gran importancia estatégica durante la guerra civil entre Octaviano y Sexto Pompeyo, quien fortificó Lípari.No hay noticias relativas a todo el periodo imperial romano (siglos I-IV).En la era cristiana (quizás a partir del siglo IV), Lípari fue sede episcopal y al menos desde el siglo VI eran veneradas en su catedral las reliquias del apóstol San Bartolomé, que, según las tradiciones transmitidas por escritores bizantinos, llegaron milagrosamente desde Armenia.[3] En 1540 las islas fueron saqueadas por el corsario Barbarroja, que se llevó parte de los habitantes del archipiélago como esclavos.Hasta la década de 1940, estas islas solo se conocían como cárcel para exiliados políticos.Primero desembarcaron los vulcanólogos atraídos por la vitalidad de islas como Vulcano y Estrómboli.Luego llegaron los veraneantes, aprovechando la conexión con los puertos de la península o las aún más cercanas Sicilia (Milazzo y Mesina).Los barcos cubren la travesía de noche y ofrecen como espectáculo final las luces del alba frente a las islas.Los rápidos aliscafos hidroplano la hacen en menos de dos horas, a la vez que unen las islas entre sí.
En primer término Vulcano, Lipari en el medio, Salina a la izquierda y Panarea a la derecha.
Navegación entre Lípari y Panarea. Al fondo, Salina